El poder de la concreción es una virtud que se agradece, no solo porque tal parece que nos
empeñamos en llenar nuestro tiempo con múltiples ocupaciones, sino, porque nuestro poder
de concentración es limitado, con lo que el principio de “menos es más”; se convierte cada día
en una herramienta más poderosa. Por otro lado, los mensajes breves y concisos pueden tener
mayor impacto y recordación, dejando a la audiencia con ganas de más en lugar de aburrida y
molesta, o en el mejor de los casos, aliviada.
Casi siempre los discursos largos aburren y ofrecen una estupenda oportunidad para hacer un
listado mental de las tareas pendientes, o una revisión de lo que hace falta en la despensa; así
como es normal saltarnos párrafos y contenido de comunicaciones o correos muy largos, sin
decir nada de aquellos mensajes de voz con aspiraciones a podcast que escuchamos al doble de su velocidad. Este fenómeno tiene una explicación científica, según estudios de la psicología
cognitiva, el cerebro humano solo puede mantener la atención plena durante aproximadamente 10 a 15 minutos antes de necesitar un cambio o una pausa debido a la fatiga y desinterés (Sweller, 1988). Por otro lado, el libro “Smart Brevity”; de Jim VandeHei, Mike Allen y Roy Schwartz (2022) establece que un mensaje debe ser lo suficientemente breve como para ser leído en 8 segundos o menos.
En todo caso, ser conciso requiere más esfuerzo y habilidad que extenderse indefinidamente,
en realidad, la capacidad de destilar un mensaje a su esencia sin perder su significado es una
habilidad valiosa que puede captar y mantener la atención de la audiencia.
Como dijo Blaise Pascal: “Si hubiera tenido más tiempo, habría escrito una carta más corta”; en
la que habría ido directamente al grano. (O)
@ceciliaugalde