Cuando la ciudadanía reclama cambios suelen prometerse reformas de largo alcance y cambios sociales importantes; y si mira las encuestas 2 de cada3 encuestados afirman que hacen falta reformas. En la actualidad son: “paños de agua tibia para un enfermo con diagnostico reservado” como una medida simbólica para sosegar los ánimos de la colectividad impaciente; pues los medios de comunicación anuncian todo tipo de planes o propuestas de reformas, sea fiscal, sanitaria, judicial, agraria, ambiental, educativa, carcelaria o de otro tipo; hasta hay feligreses que proponen modificar la doctrina de su Iglesia.
¿Por qué de estas reformas? El eterno afán del ser humano por mejorar su entorno sea valiéndose del voto, la legislación o la fuerza bruta… Obra así porque anhela progresar, asegurar el futuro de sus hijos o lograr que la sociedad refleje sus ideales de bienestar, moralidad y justicia. Buscan una sociedad más humana, y se pregona con acabar con las cadenas de la ignorancia, la enfermedad, la pobreza y el desempleo, y habrá quien genere nuevas utopías, cuando no se pone los pies en la tierra; puesto que es un soñador con ganas de cambiar el mundo. Este tipo de personas, son presa fácil de las críticas, caricaturas políticas, parodias e ironías; de allí que El famoso dramaturgo francés Moliere escribiera: “Es locura sin igual dedicarse a corregir el mundo”.
Este mundo, extrañamente simplificado por la tecnología vive la humanidad, donde el político tiene una gran capacidad de mutarse “ideológicamente” ¡No tiene fin el asombro ante semejante prodigio! Cuan claro, libre, fácil y sencillo es el engaño, a todo cuanto los rodea, e inspiran sus pensamientos con falsos razonamientos, llamándose defensores de los estragos de la miseria… (O)