Taran tan tan!

Tito Astudillo Sarmiento

Y sí, definitivamente sí, todos estamos de acuerdo, o al menos queremos o fingimos estarlo, el primer partido no lo ganó Venezuela, tampoco lo perdió el equipo, lo regaló el técnico, es que, ¿en qué cabeza?, ¿cómo se le ocurre?, ¿realmente estaba concentrado en el partido? O ¿quizá repasaba los cambios de sus antecesores?

Porque a la expulsión del capi respondimos con gol y, bien que mal, nos reacomodamos en la cancha, hasta parecía que “sí se pudo, sí se puede” pero el chaval se manda el cambio que desacomoda e incomoda y ¡zas! Empate venezolano…

Luego como que nos tomó un poco reacomodar y equilibrar, quien podría negar que Venezuela (que tienen un muy buen equipo y bastante mejor dirigido -hasta el chaval reconoció que fue superado-), terminó el primer tiempo poniéndonos en uno que otro apuro.

Venezuela gana capitalizando los errores en los cambios que no suman por inoportunos, no es un tema de calidad, capacidad o compromiso de los jugadores, es un tema de dirección técnica, es un tema de lectura estratégica, para que los cambios sumen en lugar de confundir, es un tema de táctica y estrategia, es un tema de identidad y cultura.

Sí, de identidad y cultura, porque el fútbol es parte de la cultura de los pueblos que se juegan la bandera en una camiseta que representa su orgullo, más allá del millonario y legítimo show y espectáculo, están las emociones que nos invaden y gobiernan…

El segundo partido lo ganamos, más que por calidad del rival, por el compromiso de cada uno de los chicos de la tri, la sudaron, sufrieron y alcanzaron, nos invitaron a soñar con la revancha contra una siempre difícil selección mexicana que, a suma de orgullo, identidad e historia.

El tercer partido nos enfrenta con el sueño de romper la inercia de una competencia que nos ha sido adversa siempre, porque un día soñamos que no alcanza con calificar al mundial, un día también tenemos que ganar la Copa América, pero para ello hay que jugarla, sin complejos y con estrategia.

Sí se pudo, sí se puede, siempre se podrá, en tiempos de la Euro y la Copa América, entre las grandes figuras que se despiden y las promesas que se presentan, la selección sigue siendo el ideal que nos convoca al aliento, nos invita al sueño y nos cobija hermanados por la bandera. (O)