Pasmados quedamos los cuencanos, cuando la Sra. Rosa Argudo dirigente sindical de alta gama del IESS, respondía las preguntas que dos valientes asambleístas del Azuay, me refiero a Adrián Castro y Sofía Sánchez, cuando sin ponerse colorada decía que sus hijos trabajaban en la institución, como ganadores de concursos, con una prepotencia inigualable, y destilando un sabor enfermo de poder.
Ella, a quien muchos conocen como la “dura” del IESS, ha sido intocable. Durante más de tres décadas nadie ha podido “auditarle” su gestión so pena de caer en desgracia. Esta intervención de los asambleístas se produce por las innumerables denuncias de ciudadanos y de propios empleados de la seguridad social, sobre la gestión de la dirigente, y por un hecho imposible de tapar. Su hija es la contratista de máquinas proveedoras de snacks en zonas de circulación masiva de gente que va en búsqueda de apoyo médico.
Así el IESS sigue siendo una institución de escándalos, porque para muchos, esta situación es solamente la hebra de un ovillo gigantesco de irregularidades, que deberá ser analizado e investigado, no solamente por las asambleístas que al final generarán un informe con enfoque de carácter “moral”, pero posiblemente poco sancionador.
Varias interrogantes quedaron flotando, porque la Sra. Argudo, dijo que presentará documentos en los cuales “probará” su inocencia de los cuestionamientos imputados. Queda en la incertidumbre de cómo una funcionaria que gana 1.295 dólares al mes ahora, porque en sus 36 años laborables debe haber ganado antes mucho menos, según se comentó, tiene 9 predios de gran valor, un hotel y algunos activos más.
Por el bien de ella mismo deberá desestimarse o confirmarse esta información que ya es pública. Preguntamos: ¿detrás de la serie de irregularidades, la gran cantidad de parientes cercanos que trabajan en el IESS se configuraría, un descomunal tráfico de influencias? La mencionada Sra. Argudo, pidió a los asambleístas que le pregunten por “escrito”, dejando en el ambiente muchísimas dudas respecto a la construcción de su patrimonio.
Este es el momento de poner el dedo en la llaga. Corresponde al Dr. Eduardo Peña Hurtado como presidente ejecutivo del IESS, hacer todas las investigaciones correspondientes, para limpiar el nombre de esta institución, que ya es cuestionada por los pésimos servicios, la falta de medicinas, la tortura para agendar turnos, la displicencia de funcionarios, y la negligencia demostrada en aquella cirugía que le hicieran a una niña “confundiéndose” de pierna. (O)