Noboa malgasta energías

La inseguridad ciudadana, la falta de obra pública, de fuentes de trabajo, son, entre otras, las reales preocupaciones en las cuales debe enfocarse, si es posible las 24 horas de todos los días, el Presidente Daniel Noboa.

Es poco transparente, egoísta además, no reconocer la lucha en contra de los grupos de delincuencia organizada, cuya trama, alcances y demás prácticas criminales, para derrotarlas requerirá de tiempo, de nuevas estrategias y del compromiso de otras entidades, entre ellas de la Justicia.

Un Presidente aún con un gran capital político no debe gastar sus energías en asuntos de poca monta; en emitir declaraciones contraproducentes; en victimizarse por supuestas presiones judiciales en asuntos personales y familiares; en inventarse fantasmas donde apenas hay políticos y politiqueros con intereses de por medio; en crearse enemigos a pretexto de tener contradictores; peor en granjearse antipatías o avivar el chauvinismo expulsando alondras cuyos cantos solamente manifiestan sus enconos, incluso hasta con el árbol bajo cuya sombra se cobijaron.

A la mayoría de los ecuatorianos, excepto a quienes les interesan sucederle en el poder en mayo de 2025, no les importa aquellos procedimientos por inoportunos, incompatibles con la realidad social y económica; reveladores, acaso, del poco tino político del primer mandatario, del comienzo de cierto autoritarismo, o de padecer del síndrome de Hubris, no de locura, como, según sus voceros, pretenderían en la Asamblea.

Al Presidente comienza a causarle mella el poco tiempo para terminar su periodo corto y, a la par, su interés por la reelección, para cuyo propósito también malgasta energías al ahondar sus desavenencias con la Vicepresidenta. Serenidad, ubicarse dentro de la realidad nacional, dosificar los desacuerdos, respetar a sus opositores, trabajar en función de los datos, son, entre otras, las tareas pendientes del Presidente. Nada del otro mundo.