La arquitectura bioclimática: beneficios ambientales y económicos

Los aspectos sociales, culturales, legales, tecnológicos y económicos se vuelven desafíos generacionales en este tipo de arquitectura.

El uso de la arquitectura bioclimática brinda parámetros confortables y aprovecha las condiciones del medio en que se emplaza la edificación.

El calentamiento global sufrido por el planeta, debido al aumento de los gases de efecto invernadero provocado por el uso de combustibles fósiles.

Esta problemática, en el ámbito arquitectónico, trajo como preocupación construir y diseñar edificaciones más consideradas con el medio ambiente, con el fin de crear un entorno sostenible basado en la bioclimática.

Por ello, la arquitectura bioclimática ha surgido como una respuesta sostenible a los desafíos de diseño y construcción del mundo contemporáneo, así como a la búsqueda de soluciones a problemas ambientales.

Históricamente, con una mayor conciencia de la crisis ambiental, surgieron varios movimientos de protesta a finales del siglo XX.

Estos movimientos criticaron las malas prácticas arquitectónicas y pidieron acciones más sostenibles.

Sin embargo, uno de los principales acontecimientos de este evento fue la crisis energética de la década de 1970.

Este importante catalizador fue necesario para que los arquitectos explorarán nuevas tecnologías y métodos para reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

Posteriormente, la arquitectura sostenible finalmente ganó impulso en la década de 1990.

En esta época, algunos arquitectos implementaron nuevas estrategias respetuosas con el medio ambiente.

Por tanto, estudiarlo se convierte en una necesidad básica para el diseño arquitectónico del siglo XXI.

¿Qué es la arquitectura bioclimática?

Para Santiago Bravo, máster en estudios avanzados de arquitectura, energía y medioambiente, la arquitectura bioclimática es un tipo o enfoque de diseño centrado en las condiciones del lugar de construcción.

Su importancia radica en la forma en que se usan los recursos naturales como el sol, viento, lluvia y vegetación del lugar, de forma que las construcciones tengan mayor eficiencia, funcionalidad, comodidad y sostenibilidad.

La arquitectura bioclimática mantiene un principio de reducción de emisiones, no únicamente al momento de su uso sino desde el momento de su construcción.

Con esta práctica se evita el uso de materias primas cuya implementación requiere un alto costo en emisiones al ambiente, ya sea por su transporte y/o producción.

El objetivo final de este enfoque de diseño es la creación de espacios habitables que sean cómodos, saludables y sostenibles.

Estos espacios deben adaptarse a las condiciones climáticas específicas del lugar, fortaleciendo así la identidad, cultura y calidad de vida, señaló Pablo Ochoa, máster en arquitectura bioclimática.

La arquitectura bioclimática comprende una amplitud de beneficios para la economía en su diversidad.

Dentro de sus principales objetivos, este diseño arquitectónico busca generar un ahorro financiero en pro de los usuarios que, a su vez, supere a la inversión extra que implica la construcción bajo estos parámetros bioclimáticos.

Beneficio económico y ambiental

La arquitectura bioclimática, busca aprovechar al máximo los diferentes factores ambientales del lugar en el que se emplaza, como precipitaciones, nubosidad, vientos, temperatura, humedad relativa, soleamiento e iluminación natural.

Con esta práctica se logra la satisfacción de una variedad de necesidades de los usuarios sin hacer uso de elementos que comprendan un gasto innecesario.

En su entrevista, Pablo Ochoa resaltó también que “la energía más eficiente es la que no se usa”.

Por ende, una vivienda que cuente con estrategias pasivas para lograr confort climático está capacitada al máximo para minimizar su consumo de energía.

De allí que es importante enfatizar en las diversas técnicas que emplea la arquitectura bioclimática para el  aprovechamiento de recursos naturales.

Alternativas para apoyar al medioambiente

  • La captación de agua de lluvia para descarga de inodoros, riego de plantas, entre otros usos que no requieren agua potable.
  • Aprovechar de mejor manera la luz del sol para iluminar espacios internos y evitar al máximo el consumo de energía.
  • La ventilación cruzada para enfriar espacios u otras técnicas como el muro trombe, lechos de rocas invernaderos para retener el calor dentro de los hogares.
  • Reducir las emisiones de CO2, implementando materiales con bajo costo energético, como la madera o el ladrillo.

Por: Renata Segovia y Bernardo Cordero

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