La desigualdad capital-trabajo es sumamente violenta desde el punto de vista simbólico, colisiona directamente con las concepciones más comunes de justicia. No es sorprendente que, en ocasiones, esto se traduzca en violencia física. Los dueños del capital deben reflexionar sobre el impacto de prácticas como el reduccionismo y el edadismo en los trabajadores; existen frases como: «hay que reducir costos para ser más eficientes», «hay que reducir la masa salarial en un x%», «despedir a los que están cerca de cumplir 20 años», y «forzar la salida de aquellos que ya cumplieron más de 25 años» revelan la falta de humanidad del capital. Esta situación ha significado para muchos amigos y colegas marginación, el fin de sus oportunidades de promoción, y la exclusión de sus funciones, vaciando el contenido de su trabajo debido a su edad, frustando el deseo de lo que antes todos querían hacer: carrera en la empres
Para algunos trabajadores que han cumplido los 50 años de edad, o que están cerca de los 20 años de trabajo con el mismo empleador, o aquellos con 25 años o más en la misma empresa, son los senior, y han sido despojados de todo, se les cortan sus sueños y su pensamiento crítico, que es la base de la creatividad. Han dejado de ser considerados en la toma de decisiones o en proyectos importantes, convirtiéndose en argumentos para su salida prematura y evitar pagos de indemnizaciones, jubilaciones, y otros derechos. Tan frío es el corazón del capital que, con el aumento de las enfermedades catastróficas, aumenta la probabilidad de una muerte más temprana, y un trabajador senior , al no poder negociar el pago global de su jubilación, se ve forzado a aceptar pagos mensualizados, corriendo el riesgo de no recibir su jubilación completa. Esto evidencia que el capital carece de corazón, preocupado únicamente por maximizar la utilidad sin considerar el dolor humano..
Prescindir de los senior se ha convertido en una moda empresarial basada en prejuicios generacionales sin fundamento. Esto representa un grave error, ya que desperdiciar un talento que aporta experiencia, habilidades técnicas y digitales, conocimiento, contactos, capacidad de gestión de equipos, resolución de conflictos y elevado compromiso, resulta contraproducente. Las empresas se engañan creyendo que reducir costos mediante la eliminación de trabajadores senior es beneficioso, cuando en realidad contribuyen a la escasez de mano de obra cualificada al despedir a estos valiosos empleados. (O)