Todo juego político vale en la Asamblea Nacional con miras a la campaña electoral.
No de otra manera se entendería la maniobra para archivar juicios políticos, previamente aprobados en la Comisión de Fiscalización, en contra de algunos exministros del Gobierno de Guillermo Lasso.
Los proponentes retiraron las firmas de apoyo. Conseguir los votos para este fin les resultó fácil en aquella Comisión, dominada por la oposición al Régimen de Daniel Noboa.
El trasfondo sería someter cuanto antes a ese tipo de juicio a la canciller Gabriela Sommerfeld, cuestionada sobre por la bancada correísta por la incursión en la Embajada de México en el Ecuador a fin de detener a Jorge Glas, procesado y sentenciado por corrupción.
Por similar motivo, también sería enjuiciada la ministra del Interior, Mónica Palencia.
El Gobierno duda sobre si habrá los votos suficientes como para censurarlas, en cuyo caso los provenientes de Construye podrían ser determinantes. Por cuanto pregonan los dirigentes de este movimiento en contra de la corrupción y de la impunidad, les será complicado decidir, más allá de su encono con el actual mandatario.
Debilitar al Gobierno, con mayor razón al Presidente candidato, con alguna posibilidad de reelección, sería el objetivo de aquel juego político, en el cual poco o nada importa enjuiciar políticamente a exministros, pero sí a los susodichos.
De censurarlos, sería un espaldarazo para la tesis del gobierno mexicano con respecto a su pretensión de concretar el asilo político a favor de Glas.
Todo gira en torno a los intereses políticos, judiciales y de impunidad quienes hacen mayoría en la Comisión de Fiscalización.
Así puede colegirse, por ejemplo, ese otro juego de recomendar el archivo del juicio político al expresidente de la Judicatura, involucrado y preso por el caso Metástasis, y cuyo “pellejo” tratan de salvar como puedan.
Al fin y al cabo, esa es la “naturaleza” de la política ecuatoriana. Nada ha cambiado.