Los huertos escolares son una excelente forma de promover una educación ambiental, una soberanía alimentaria y un desarrollo de aptitudes a través del trabajo en equipo.
Es fundamental reconocer los desafíos que enfrentan los centros educativos rurales, como no contar con los espacios adecuados, la falta de financiamiento y la ausencia de un plan para desarrollar esta actividad.
Se conoce como “huerto escolar” a un espacio de cultivo ubicado en una institución educativa, que se utiliza para la enseñanza y el aprendizaje sobre la agricultura, la nutrición y el medio ambiente.
Antecedentes de los huertos escolares
Las parcelas escolares, que son los antecedentes de los huertos escolares en México, se establecieron oficialmente desde 1922, principalmente en escuelas de zonas rurales.
Estos espacios no solo proporcionan un medio para enseñar a los estudiantes sobre la agricultura y la ecología, sino que también fomentan la colaboración y las relaciones entre los estudiantes.
Hay ejemplos que demuestran el potencial de los huertos escolares para mejorar la educación y el bienestar de los estudiantes en áreas rurales.
Sin embargo, también es importante reconocer que existen desafíos estructurales y laborales que pueden dificultar la implementación y el mantenimiento de estos huertos.
En un caso, se detectó que los estudiantes de un colegio tenían un rendimiento académico bajo debido a problemas de alimentación y nutrición.
Como solución, se creó un huerto escolar, que luego se replicó en otras instituciones hasta llegar a las huertas familiares (Ludeña, 2023).
Además, en una escuela mexicana, la implementación de un huerto escolar que produce 13 tipos diferentes de hortalizas y cuenta con un gallinero, ha resultado en mejoras notables en la salud y el rendimiento académico.
Desafíos por superar
Asimismo, entre los desafíos por superar están: el gasto de agua que se puede incrementar, especialmente por las hortalizas; la inversión inicial puede superar los fondos, pues se requiere invertir en materiales, herramientas y semillas.
También puede atraer insectos frecuentemente al huerto.
Está, además, el espacio limitado, la capacitación de los docentes en habilidades agrícolas.
El mantenimiento y cuidado continuo implica regar, fertilizar, controlar plagas y malezas, a manera de garantizar la sanidad de los cultivos.
Entre las recomendaciones están motivar a los padres de familia y a los niños para que vean las ventajas de fomentar un espacio sano.
El desarrollo de un aprendizaje está a la par con la naturaleza, aprendiendo sobre el ciclo de la vida de las plantas y cultivando sus propios alimentos.
Esta práctica promueve una mayor autonomía y conocimiento sobre la importancia de una alimentación saludable; es decir, compartir responsabilidades fortalecerá los lazos sociales y las habilidades personales.
Se evidenció que este tipo de proyectos permiten el desarrollo de nuevos enfoques educativos, fomentando una enseñanza técnica y generando nuevas dinámicas de grupo dentro de un espacio diferente.
Importancia de los huertos escolares
- Fomentan el consumo de alimentos orgánicos.
- Contribuyen al desarrollo cognitivo del estudiante.
- Promueven la educación y el cuidado del medio ambiente.
- Favorecen la integración social por medio de los trabajos cooperativos.
- Permiten que los niños aprendan a su ritmo, impulsando su creatividad y curiosidad por el tema.
- Desarrollan actitudes y valores positivos, como el respeto, la responsabilidad, la paciencia, la gratitud, entre otros. (Cajal, 2020).
Estrategias
- La participación de todos los miembros de la comunidad para aumentar el sentido de pertenencia.
- Fomentar el uso sostenible del compostaje para sentirse más responsables con el entorno ambiental.
- Garantizar una seguridad alimentaria consumiendo los productos cosechados en el huerto para promover una dieta saludable.
