Confieso que casi nunca me subo a un bus. Resulta que los choferes, no han sabido parar en las paradas. Mi ignorancia me llevó a varias cuadras del que era mi destino.
Estaba cerca de la puerta por la que había que bajar, veía que nos acercábamos a la parada marcada y el conductor aceleraba, me levanto del asiento –casi me caigo- levanto la voz pidiendo que pare, no me hace caso. En ese momento otros pasajeros me dicen sin compasión y casi con burla que debo aplastar un timbre, lo hago pero no sirve, levanto más la voz, con malos modos para… dos estaciones más lejos.
La lógica dice que si hay una parada marcada hay que parar –como lo hacen en el tranvía-
Me he preguntado, ¿cómo harán las personas de la tercera edad o con discapacidad?, ¿algún buen samaritano deberá hacer equilibrio por ellos en una unidad en marcha para apretar el timbre?
El modus operandi, por el que nadie reclama, pone en riesgo la integridad física de los pasajeros.
¡Controlen y sancionen!, es un servicio, no un favor. (O)