La vía al Cajas y su historia en el Azuay

En las alturas de la provincia del Azuay, donde la naturaleza despliega su magnificencia, se encuentra el Parque Nacional Cajas, un enclave de belleza y riqueza ecológica. Este paraíso natural cautiva con sus lagunas y paisajes escarpados.

El Mercurio, que en octubre próximo cumplirá su centenario, recoge en sus páginas hechos que han marcado su historia. En su edición del 28 de enero de 1974, el medio de comunicación se hace eco del “inicio de la minga para la carretera al Cajas”.

Según la crónica, unos 500 hombres del pueblo se embarcaron en esta empresa con un entusiasmo y dedicación que resonaban con el espíritu de progreso de la época.

“Muchos cuencanos acudieron a presenciar la iniciación de las labores que costarán muchos sacrificios. Pero que se harán realidad si hay el apoyo de las entidades que saben de la importancia de la región”, reseña el Mercurio.

“Los campesinos, hermanados en el trabajo secular de la minga, están dispuestos a mantener 200 hombres a la semana para que trabajen por el país y su futuro (…) y para el acceso a una de las más bellas regiones de la provincia, centro del turismo si se lo sabe aprovechar”.

Publicado en El Mercurio. 28 de enero de 1974

Así inició el trabajo de aquellos que, con picos y palas, enfrentaron el desafiante terreno para abrir caminos y unir destinos. Un proyecto ambicioso que buscaba conectar esta joya natural con la ciudad y fomentar su accesibilidad.

Ecosistema

El Cajas, un paso natural entre la Sierra y la Costa, ya era utilizado por los cañaris, que habitaron la zona antes de las invasiones incaica y española. Los incas construyeron un camino, del que hoy se puede recorrer un pequeño tramo, que conectaba Cuenca con la Costa.

En la era republicana este camino se reactivó y se conoció como “Camino de García Moreno”. Una carretera moderna cruza ahora el parque y permite llegar desde Cuenca a Guayaquil.

El el 6 de junio de 1977, el sitio fue denominado como Área Nacional de Recreación. Luego, mediante acuerdo Interministerial, el 26 de julio de 1979 se establecieron sus límites. Finalmente, mediante resolución el 5 de noviembre de 1996, se cambia la categoría de Área Nacional de Recreación a Parque Nacional Cajas.

Desde 2011, el Parque Nacional Cajas está adscrito a la Empresa Municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA).

A lo largo de las décadas, El Mercurio ha documentado, desde las primeras iniciativas de construcción de infraestructura, hasta los actuales esfuerzos de conservación. Las crónicas, reportajes y fotografías no solo registran eventos y cambios, sino que también capturan la esencia del lugar.

Guías turísticos

En la edición de abril de 1988, se da cuenta de la preparación de guías para el Cajas. El Ministerio de Agricultura anunciaba la realización de un curso para capacitar a personal idóneo. Esto para la conducción de turistas nacionales y extranjeros por las zonas.

“Urge establecer el programa y emprender esos eventos que serán de beneficio para la industria turística de la región”, señala el rotativo.

Hoy, el parque es reconocido no solo por su belleza, también por su importancia ecológica. Los esfuerzos de conservación buscan proteger su biodiversidad. Reconocido como Humedal de Importancia Internacional desde 2002, fue declarado por UNESCO como núcleo de la Reserva de Biósfera Macizo El Cajas, en 2014.

De dónde proviene el nombre de Cajas

Existen dos teorías sobre el origen del nombre Cajas. La primera es que proviene de la palabra quichua “caxas”, que significa “frío”. Y existe otra versión que considera que procede de la apariencia producida por su constitución geológica y sus montañas, que a la vista forman “cajas”, en las cuales se localizan las lagunas en su interior.

Con más de 230 lagunas, el parque ofrece un paisaje que varía con la luz del día y las épocas del año, proporcionando siempre una experiencia nueva.

Las lagunas no solo embellecen el parque, también juegan un papel crucial en el ecosistema, siendo fuente de agua para la región y hogar de diversas especies como los curiquingues, las gaviotas andinas y otras aves del páramo. A pesar de que existen lugares similares en el mundo, no hay otro sitio que fusione tanto la variedad lacustre con una gran biodiversidad. (PNH)-(I)

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Patricia Naula Herembás

Licenciada en Comunicación Social con experiencia en medios tradicionales y digitales. Hace coberturas y en redacción de temáticas de emprendimiento, empresarial, sociedad e interculturalidad.

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