Los sucesos que alimentan los noticieros y hoy las invasivas redes sociales, nos muestran escándalo tras otro. Al parecer fallecieron nobles cualidades de los seres humanos vinculados con la Política, como la honra, la moral, la ética y el bien actuar. Hasta nos da la impresión que personajes de nuestra comarca desaparecieron, llevándose a la tumba estas cualidades normales en la Cuenca de antaño. Mientras esto sucede, campea la angustia de la mayoría de ecuatorianos carentes de fuentes laborales, se ha desperdigado el crimen organizado y hoy ya casi está normalizado el hallazgo de cadáveres. La bala y el pánico son más comunes que la paz y la concordia.
El arte de gobernar cayó en manos de mucha gente ajena, impreparada, levanta manos, sumisa y cubiertos de ignorancia. Priman actitudes de bandoleros que se alzan con el santo y la limosna. Cuando malgastan su tiempo haciendo nominaciones como “capital de la carne” a Santo Domingo de los Tsáchilas, en tanto no se dedican a legislar y cumplir con su verdadero cometido, del cual no conocen ni entienden muchos de los participantes mientras perciben jugosos estipendios.
El IESS, no puede ser más atracado, y en nombre pertenece a todos los trabajadores, no a familias grotescamente abusivas que se han llevado todo, dejando inasistencia, ausencia de fármacos, groseras equivocaciones quirúrgicas, carencia de equipos y el silencio cómplice de todos por el temor a ser sancionados por esta verdadera mafia.
Entidades de control persiguen a los pagadores de colegios públicos y por $ 20 dólares, no a los grandes rateros de elegantes autos y brillantes trajes, enturbiados por su astuta manera de obstruir el desarrollo de Ecuador con una justicia cooptada por los ruines de turno.
Lo manifestado, me parece es el espejo de lo que ocurre en muchas instancias de lo público, y es una de las grandes razones del subdesarrollo, ausencia de crecimiento y progreso, vivimos a expensas de inequidades en un País millonario, pero sin respeto ni a Dios, ley ni al prójimo. El único importante es mi bolsillo es la cita de los cacos. (O)