“La justicia es el hábito de dar a cada quien lo suyo” Ulpiano.
La justicia es la virtud encaminada al bien común, busca la igualdad y equidad de las personas, el respeto por los derechos individuales de todos, se considera una piedra angular en la construcción del carácter moral y ético de los miembros de la sociedad, se basa en el concepto de que todas las personas tienen derechos inalienables que deben ser respetados y protegidos. La justicia busca combatir las desigualdades defendiendo los derechos de todos a una vida digna, fortalecer las estructuras sociales, se sustenta en normas, principios y procedimientos para garantizar los derechos del ser humano, allí está en síntesis el sentido de la justicia.
Dentro del derecho de niñez y adolescencia la legislación ecuatoriana reconoce y confirma el principio de humanidad, el artículo 256 del Código de la Niñez y Adolescencia dispone “… su gestión se inspira, además, en los principios de humanidad, en la aplicación del derecho, priorización de la equidad sobre la ritualidad del enjuiciamiento…”, sin embargo como se lo define a este postulado “El principio de humanidad expresa lo que el movimiento sitúa por encima de todo, la necesidad de actuar para prevenir y aliviar el sufrimiento humano. El respeto por la dignidad humana y ayudar a las personas, independientemente de quiénes sean y dónde se encuentren, es fundamental para todo lo que hacemos.”
Por lo expuesto al aplicar en el derecho el principio de humanidad nos permite actuar con profunda sensibilidad en todos los casos por los que atraviesan los niños, niñas y adolescentes; en proceder con mayor empatía en cada situación por la que pasan; en buscar medios y alternativas apropiadas que permitan hacer efectivo todos sus derechos, considerando que por su edad se encuentran en un estado de vulnerabilidad; en trabajar permanentemente para concretar el derecho a la vida digna que les permita disfrutar de las condiciones socioeconómicas necesarias para su desarrollo integral; en desarrollar una filosofía de vida que permita hacer efectivos los derechos humanos de este segmento de la población para su desarrollo armónico respetando la dignidad humana; en armonizar con la normativa y con otros principios para concretar su evolución natural como el principio de interés superior del niño el cual está orientado a satisfacer el ejercicio efectivo del conjunto de sus derechos. En resumen, el principio de humanidad busca resaltar la sensibilidad para hacernos más comprensivos e incluyentes para prevenir y aliviar el sufrimiento humano de todos los niños, niñas y adolescentes.
Vale recordar aquella anécdota del Rey Salomón, referente de lo que representa la justicia; aquel episodio en el que dos mujeres que reclamaban cada una a un niño como su hijo, lo llevaron ante el rey, quien dispuso a un soldado que tomara al niño por una pierna y con la espada lo partiera en dos, para darle a cada mujer una mitad de la criatura. Sin embargo, una de las mujeres llorando suplicó que no lo hiciera, que le dieran el niño a la otra mujer. La sabiduría y justicia del monarca lo llevó a la conclusión de que el pedido de aquella mujer era el de una verdadera madre y se lo entregó a ella. A esta resolución se la considera justa y perfecta, un ejemplo que nos debe llevar a la reflexión sobre el sentido de humanidad que aplicó un hombre sabio.
El maestro Couture al redactar el Decálogo del Abogado señala entre sus principios “Tu deber es luchar por el Derecho; pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la justicia, lucha por la justicia.”; por regla general nuestro compromiso es la aplicación de la legislación en forma directa en cada caso, sin embargo la batalla permanente por la justicia por descubrir la verdad aplicando en forma objetiva e imparcial la normativa nos permitirá ser más empáticos, más sensibles y sobre todo más humanos.