SUn proyecto medioambiental combina el uso de drones y la inteligencia artificial (IA) con los conocimientos ancestrales de una comunidad aborigen con el objetivo de proteger a la población de koalas de los incendios forestales del noreste de Australia.
Equipados con drones con imagen térmica e inteligencia artificial, los guardabosques de la remota comunidad aborigen Quandamooka pueden localizar a los koalas con mayor facilidad, en un arduo trabajo que antes realizaban a pie entre la espesa vegetación.
Esta tecnología sirve para planificar mejor las quemas tradicionales que los aborígenes realizan para evitar los incendios forestales, apunta este lunes la oenegé Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), uno de los impulsores del proyecto.
Los fuegos registrados en 2014, que arrasaron el 70 % de la isla de North Stradbroke -a unos 90 kilómetros de Brisbane-, seguidos por otros incendios en 2018 y 2019, diezmaron a la población nativa de koalas, que al estar aislados de la Australia continental han evitado las enfermedades que afectan al resto de sus parientes.
«Los koalas son animales especiales para el pueblo de Quandamooka. Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que son felices, están sanos y prosperan», apunta en el comunicado Djarra Delaney, especialista en Gestión de Tierras Indígenas de WWF y miembro de la comunidad Quandamooka.
El koala (Phascolarctos cinereus), que en lengua aborigen significa «sin beber» -en alusión a que el 90 por ciento de su hidratación proviene de las hojas de eucalipto que come-, es endémico de Australia y está amenazado por la destrucción de sus hábitats debido a los incendios y la tala de árboles.
A esto se suman el impacto de la crisis climática, accidentes al cruzar carreteras, los ataques de otros animales salvajes y domésticos y la enfermedad de la clamidia, que les provoca lesiones en los genitales y los ojos, les causa infertilidad y ceguera, y los consume lentamente hasta la muerte.
Las cifras sobre la población de koalas salvajes varía mucho entre las divulgadas por las autoridades, que mantienen unos 450.000 en el sur y 180.000 ejemplares en el este, y las que publican los activistas como la Fundación Australiana Koala, que cree que solo hay entre 50.000 y 80.000 ejemplares en todo el país.