Responsabilidad ciudadana

Luis Ochoa Maldonado

En esta etapa previa a la designación de candidatos para las elecciones de febrero del 2025, es cuando debemos agudizar los sentidos de responsabilidad, para intuir en atención a nuestros valores, que opción corresponde para favorecer a los destinos patrios, al momento con serias complicaciones en seguridad, económicas y de ética gubernamental. Es cuando van apareciendo como siempre los ofrecimientos frívolos, de ocasión, abusando la costumbre de convencer a votantes desinformados o peor aún adherir apoyos desde quienes están necesitados. Otra vez se enciende el ánimo de los salvadores, que cuando asumen su encargo, vuelven a sus sitios de confort, disfrutando las mieles del poder con sus ventajas. Olvidando la misión de defender a la gente.

Luego del sufragio, volvemos a mirar las actuaciones difíciles, controversiales y llenas de pugnas entre los poderes del estado, en una lucha agotadora de desprestigio mutuo, que no aporta a las soluciones contra la delincuencia, a mejorar la conectividad entre provincias, siendo clamoroso el aislamiento del Azuay, como siempre. La educación con abandono de escolares en zonas rurales y urbano marginales, la salud con una gestión lenta e insuficiente, con aspectos deplorables ante la luz pública, como el caso del “José Carrasco” de Cuenca. Que precisamente junta a los asambleístas del Azuay en una causa, que no debe olvidar a la razón de ser de la entidad pública al servicio del afiliado. Lo demás es solo ruido. 

Sin embargo, se abren expectativas de mejoras, al menos de ilusionarnos nuevamente, por cuanto las acumulaciones en los desaciertos tardan, pero son tomadas en cuenta en las urnas, por lo mismo es mandatorio que los partidos y movimientos políticos, como mediadores entre la ciudadanía y el poder, hagan el mínimo esfuerzo de colocar entre sus candidatos/as a los más preparados y sobre todo honrados. Esperemos que los votos sirvan en este proceso electoral para escoger  a los mejores en ejecutivo y en legislativo. Para que se sustente un cambio esperanzador en la conducción del estado y de los municipios al menos preservando el buen uso de las vías públicas.   (O)