Evaluación pos-post

Estefani Chalco Salgado

La semana pasada había revisado brevemente los aspectos importantes sobre una cadena de valor en el ámbito artístico en analogía al ámbito empresarial. Después del evento, después del desmontaje del proyecto, después de la producción, después de la comunicación, después del consumo; es decir, ese “pos” o “post” de cada área y a la vez todo, vendrá la evaluación con miras a beneficiar y mejorar el proyecto en sí.

La evaluación involucra analizar el cumplimiento de los objetivos planteados en relación a los recursos ¿Participó el número de artistas planificado? ¿Hubo delegación de actividades a cada uno? ¿Faltó talento en algún equipo? ¿Fue suficiente la escenografía? ¿Se cubrió el pago de proveedores? También se evalúa entorno al impacto generado por el evento desde diversos puntos de vista, considerando la percepción de los espectadores, los artistas participantes, el equipo productor, e incluso auspiciantes o mecenas del proyecto artístico y cultural. Por tanto, puede ser un análisis interno, o también externo.

Resulta complicado ver más allá del rendimiento económico y los números resultado de ventas de boletos o el aporte de auspiciantes. Más aún, se complica tener una visión objetiva cuando se revisan aspectos internos, desde el propio equipo de trabajo, su director y productor, o el equipo de comunicación. Llegar con una mente objetiva y abierta para dejar en stand by las emociones propias de la ejecución de un proyecto, es fundamental para dar salida a los resultados hacia perpetuar ciertas acciones y decisiones, proponer mejoras, o generar cambios radicales que nos acerquen a los objetivos que se plantearon inicialmente, o que incluso pueden dar paso a nuevos objetivos antes no considerados y que salen a la luz ante esta evaluación. Cuando hablo de las emociones radicales en un proyecto, es porque cuando se trata de arte y creación se resigna una parte del artista en el escenario o en la obra.

Ese postevento, poscomunicación, posventa, posproducción, contribuyen a superar el manejo administrativo e incluso gerencial del proyecto, algo que fácilmente se olvida en el mundo del arte, dejando a un lado la necesidad e importancia de involucrar este trabajo en sus propuestas artísticas. De ahí que va tomando fuerza, la labor de un gestor cultural. (O)