Leyendo en el metro

Tito Astudillo y A.

Los alcances de las redes pueden ser muy oportunos y didácticos también. Circula una imagen de usuarios del metro moscovita leyendo cómodamente sentados unos, otros de pie apoyados, en fin, pero todos con un libro en la mano, en los ojos y en el espíritu deduzco por la actitud corporal complacida. El pie de foto dice: ¿Qué les pasa a estos rusos? ¿Es que acaso no hay teléfonos celulares en Moscú? ¡Ojalá fuera contagioso! comenta mi hermana en respuesta.

Y el milagro de la memoria, esa fortaleza humana que nos permite vivir episodios del pasado con más intensidad que cuando sucedieron, con reflexión, intensidad y nostalgia también, me lleva a revivir experiencias del Metro de Moscú, cuando visitando la capital soviética nos transportamos en el metro leyendo, observando, conversando con  unos estudiantes georgianos que hablaban el español con fluidez, disfrutando en cada parada de la inusual belleza de su decorado con esculturas, pinturas, murales y de la variedad de libros disponibles en los diferentes compartimentos y en las estaciones. Cuando no se lleva algo para leer, no importa, ahí se dispone de libros a placer y al momento de abandonar el servicio se puede devolver al lugar de dónde se retiró o llevar, es permitido. Los moscovitas disciplinadamente devolvían, pero los latinos, a veces, salíamos cargados de libros.

La evocación de esta experiencia de libros y lecturas va como una exhortación a motivar con el ejemplo. Dicen que los hijos terminarán haciendo lo que vean hacer a sus padres; los estudiantes lo que vean hacer a sus maestros; los jóvenes lo que vean haciendo a los adultos de su entorno. En una entrevista a la poeta chilena Teresa Calderón, una de las voces contemporáneas más importantes de la poesía en nuestro idioma, al preguntársele que motivó su carrera literaria, su respuesta fue simple, siempre vio a sus padres leyendo y en el hogar nunca faltaban libros. Demos la oportunidad a los hijos, nietos y niños en general de ver libros y lectura en su entorno y habremos hecho mucho por la educación de las nuevas generaciones. (O)