Se ha conocido que algunos legisladores se van a empeñar en la derogatoria de esas tales “pensiones vitalicias” que el Estado paga a quienes han ejercido la Presidencia y Vicepresidencia de la República. Eso resulta sumamente injusto pues mientras ejercían esas funciones cobraron sus sueldos, y excelentes sueldos por cierto, por cumplir sus trabajos, pero una vez que eso concluyó no hay razón para ningún otro pago. Es injusto el privilegio con relación a los demás trabajadores y empleados que una vez que salen de sus ocupaciones no reciben ninguna pensión vitalicia ni de ninguna clase.
Aparte de ello hay casos en los cuales aquellos exfuncionarios han salido después de tener gestiones pésimas, algunos huyendo de la justicia, otros robando ingentes sumas de dinero del Estado ¿Será justo que en forma vitalicia haya que continuar entregándoles dinero para pagar, eso más, indefinidamente por sus pillerías?
Algunos expresidentes no eran merecedores ni siquiera del sueldo mensual que recibían por su ninguna contribución al bienestar del país o a las tareas que les estaban encomendadas, peor una pensión vitalicia a cambio de no hacer nada. Entre estas personas están Lucio Gutiérrez, Abdalá Bucaram, para citar unos pocos que me vienen a la memoria y de los cuales el país tiene un pésimo recuerdo. Otros, como uno que es prófugo de la justicia, llenaron al país de vergüenza y pusieron en funciones públicas a una serie enorme de sujetos pillos que usaron a aquellas como medios para enriquecerse ellos, sus familiares y sus compinches.
Unos “legisladores” con un ánimo supuestamente benéfico, al manejar dinero ajeno, del Estado más claramente, se dieron el gusto de hacer asignaciones elevadas en concepto de “jubilaciones vitalicias” para ex presidentes y ex vicepresidentes de la República o para la persona a quien aquellos designen, madre, hermanas, hijos, etc. y que pueda permanecer aun después de la muerte del titular ¡habrase visto tanta absurda generosidad o dispendio! Esa fue la trama del correato que buscaba beneficiar al ahora prófugo que, por esta condición ha perdido el derecho a esos dineros que, en justicia, no podían ni podrán ser entregados a esas manos corruptas. (O)