A una carta de distancia
Durante la Edad Moderna, período comprendido desde el descubrimiento de América en 1492 hasta la Revolución Francesa en 1789, se vivió una expansión de la comunicación por escrito gracias a la difusión de la alfabetización. Las cartas escritas con tinta, papel y pluma galopaban como corceles por los aires.
Cada tipo de carta tenía sus requisitos como la caligrafía, los encabezamientos y despedidas e incluso la calidad del papel. Una vez escrita y en lugar de colocarla dentro de sobres -los que aparecieron en el siglo XVII- el papel se doblaba en tres partes. En la parte externa se anotaba el nombre del destinatario y la persona encargada del transporte. Luego se lo cerraba sellándolo con lacre.
Si el receptor estaba cerca o dentro de la misma ciudad, se encargaba a un criado que la llevara. Aunque estos podían comunicar un recado a viva voz, la carta tenía la ventaja de evitar omisiones y guardar la reserva.
Para distancias largas y mensajes importantes se pagaba a un mensajero para entregar la misiva en persona al destinatario. La otra opción era recurrir al correo de a pie con peones capaces de recorrer entre 25 a 50 km diarios; o bien correos en mula o a caballo que hacían el trayecto por la posta, relevando a los animales en las estaciones o postas y que cubrían entre 80 y 100 km al día.
Estos correos eran parte de un sistema postal estatal. Había ordenanzas que fijaban la partida y la llegada del correo en lugares establecidos para ello, llamados estafetas; la inviolabilidad de las cartas y el derecho a reclamo en caso de pérdida.
También existían carteros que entregaban las cartas en las casas sólo si el destinatario les pagaba el “porte” que variaba de acuerdo al número de pliegos de las mismas. En ocasiones, no era muy barato. Sin embargo, la curiosidad podía más que el gasto generoso y pocos rechazaban los papeles doblados con mensajes encriptados, propuestas amorosas o intimidades inconfesables que jamás llegarían al confesionario.
Han transcurrido 32 años desde el primer mensaje de texto que marcaría el inicio de la comunicación global e impersonal. En la Edad Moderna, se estaba a una carta de distancia. Hoy en día, estamos a una pantalla de distancia.
Añoro las cartas escritas a mano, la caligrafía rasgada y elegante y los blocks de papel carta que vendían en las papelerías de antaño. A veces, los recuerdos nos llevan de la mano a tiempos pasados… (O)