¿Showtime?
Vuelven los videos gubernamentales con efectos cinematográficos a las redes sociales. El formato vertical, los ángulos y cortes de cámara reflejan escenarios descritos en el artículo del Newyorker sobre la puesta en escena, el amplio despliegue militar bajo el mando presidencial. La “toma de Durán”, como ha sido propuesta por el gobierno, repite estrategias ya conocidas por la ciudadanía ante la necesidad urgente del refuerzo positivo a una gestión que mes a mes pierde confianza y favorabilidad.
En el otro frente, a pesar de los procesos en el sistema judicial, la Asamblea Nacional, en el marco del juicio político en contra del expresidente del Consejo de la Judicatura Wilman Terán y la exvocal de este organismo Magdalena Barreno, prefirió no censurarlos. Se alcanzaron 88 votos de los 92 necesarios y con ello, al menos políticamente, no hubo sanción contra los involucrados. Lo que sí se dio fue un espacio de cinco horas en el que Terán y Barreno, en el ejercicio de su derecho a la defensa, aprovecharon para cuestionar a la Fiscal Salazar, criticar la autenticidad de las versiones de los chats y argumentar la posibilidad de manipulación de pruebas. El resultado de la jornada fue la abstención de 47 asambleístas del correísmo, suficiente para evitar la censura.
El país se mueve en su máxima capacidad de espectacularización de la política, signo de la mediatización que vive la sociedad. En otras palabras, las decisiones políticas terminan ejecutándose de acuerdo a las lógicas mediáticas, es decir, según el mayor efecto posible en las audiencias. Los juicios políticos no tratan sobre los argumentos de culpabilidad o inocencia, sino sobre las frases de efecto en los clips que se difunden en las redes. El potencial viral del video en TikTok e Instagram con la “toma de Durán” tiene más interés en las decisiones políticas que el indicador sobre la reducción de homicidios en el cantón más peligroso del Ecuador, que, a menos de 24 horas de la intervención presidencial amaneció con un nuevo asesinato.