Sicariato espiritual

Hernán Abad Rodas

La pobreza es hoy tan rentable como el narcotráfico. Con honradas excepciones, mantener a millones de personas en situación de miseria, es el gran negocio para líderes delincuenciales, sindicales, comunitarios y políticos; que les ilusionan con vidas llenas de lujos a cambio de su apoyo para alcanzar el poder en la pandilla, gremio, comunidad, partido o país.

Hacer creer a los jóvenes que tienen derechos por el hecho de haber nacido, y no obligaciones, es el camino directo a su infelicidad y pobreza. Los indígenas son educados en el resentimiento en vez de la tecnología, la educación y la producción, que son elementos claves para salir de la pobreza.

En la Agricultura, unificar los minifundios, tecnificar los cultivos, procesarlos, digitalizar el mercadeo, llegar directo al consumidor; la convertiría en uno de los sectores más ricos del Ecuador; pero abandonar la pobreza, es imperdonable para ciertos políticos y bandas de delincuentes.

Del narcotráfico se sale muerto, de la pobreza indígena también, lamentablemente vivimos con un SICARIATO ESPIRITUAL.

Las formas caudillistas, populistas, corruptas, terroristas, delincuenciales. así como el socialismo retrogrado, no son democracia, sino tumultuaria esclavitud de los pueblos.

La pobreza, la indigencia y el hambre que sufre un porcentaje nada despreciable de hermanos latinoamericanos, son humillantes al contrastarlos con los dispendios económicos de muchos políticos y gobernantes de la región, quienes no dudan en prometer combatirlos cuando se hallan en campañas electorales.

La pobreza y el hambre, no se curan con palabras y estadísticas, mucho peor con bonos de la pobreza; sino elevando el nivel educativo de las masas, aumentando la producción para generar fuentes de empleo, y combatiendo de sol a sol la corrupción a todo nivel; por supuesto todo dentro de un marco auténticamente democrático y de respeto mutuo.

La carga que llevan nuestros hermanos por los oscuros senderos del hambre y del frío, fuera más soportable, si pudieran entender, que lo que les hace permanecer clavados en su cruz, es precisamente, la falta de conocimiento de lo que es la justicia, y la incapacidad para identificar a los falsos redentores.

Mientras la justicia continúa en CAUTIVERIO DEL PODER POLÌTICO, sin que el país reaccione, en las calles estrechas nuestras ciudades, muchos compatriotas, cubiertos con el oscuro manto del hambre, la miseria y el desempleo, deambulan vendiendo sus días, para ganar dinero, sobrevivir y poder pagar el tributo a los gobernantes de turno. (O)