Celebrar los errores
La experiencia nos ha enseñado que de los errores se aprende, pero más allá de la vida misma y la sabiduría popular, resulta que la ciencia también lo corrobora. Andrew Huberman en su podcast “Huberman Lab” manifiesta que para aprender nuevas habilidades necesitamos cometer errores, estos permiten que el cerebro se reorganice y forme nuevas conexiones, mejorando el aprendizaje a través de la neuro plasticidad.
Por su parte, Adam Grant en su libro «Think Again» (2021), va más allá y afirma que abrazar los errores es parte esencial del progreso, y a pesar de que en general a nadie le gusta cometer errores, y menos aún que algún comedido nos diga “te dije”, los errores son esenciales para avanzar ya que siempre existe la posibilidad de obtener nueva información que modifica lo que ya sabíamos, o surgen nuevos acontecimientos que alteran el estado de las cosas, o hay detalles que no consideramos inicialmente, todo eso y mucho más puede hacer que hayamos cometido errores, y es preferible descubrir que estábamos equivocados y tomar medidas al respecto, que vivir anclados a todos los errores que nos negamos a ver y peor, a aceptar y rectificar.
Aunque nos cueste cambiar hábitos de muchos años, es importante reconsiderar nuestra relación con los errores y verlos no como fracasos, sino como oportunidades de crecimiento, de mejora, de descubrimiento. Para esto necesitamos una buena dosis de humildad que nos permita reconocer que no siempre tenemos la razón y estar abiertos a cambiar nuestras opiniones y creencias a medida que adquirimos nueva información, eso no solo nos liberará del miedo al fracaso, sino que también nos impulsará a tomar riesgos y explorar ideas que nos lleven a un mayor crecimiento personal y profesional. (O)