La sandía, el pepino o la naranja pueden ser grandes aliados para este verano
Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas existe el riesgo de sufrir un golpe de calor si no se tienen en cuenta las medidas adecuadas y se detectan a tiempo los síntomas más comunes que suelen caracterizarse por una temperatura corporal elevada (por encima de los 40°C), piel caliente y seca, confusión, agitación, mareos, náuseas, dolor de cabeza, respiración rápida y superficial, pulso acelerado y, en casos graves, pérdida de consciencia.
El riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta con “actividades físicas intensas al aire libre, trabajar bajo el sol, practicar deportes y permanecer en lugares sin ventilación adecuada”, explica el catedrático de Ciencias del Deporte de la Universidad Europea, Vicente Javier Clemente, al tiempo que recuerda que los grupos más vulnerables suelen ser “los ancianos, los niños pequeños y las personas con enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas o respiratorias”.
A estos grupos y actividades de riesgo, se suman otros factores como “la deshidratación y el uso de ropa inadecuada” que incrementan el peligro de que el calor extremo le juegue una mala pasada a nuestra salud durante el verano. Por ello, Vicente Javier Clemente recomienda “mantenerse hidratado, evitar la exposición prolongada al sol, utilizar ropa ligera y de colores claros, buscar sombra o lugares frescos, evitar actividades físicas intensas durante las horas más calurosas del día y usar protector solar”. “Una persona promedio debería consumir al menos de 2 a 3 litros de agua al día, pero esta cantidad puede aumentar dependiendo de la actividad física y la temperatura ambiente. Beber agua regularmente, incluso si no se siente sed, es importante”, apostilla.
En cuanto a la ropa, el experto de la Universidad Europea señala que “debe ser ligera, de colores claros y hecha de materiales transpirables como el algodón o las telas técnicas que permitan la evaporación del sudor. También es útil usar sombreros de ala ancha y gafas de sol para protegerse del sol directo”. Además, es importante “realizar comidas ligeras y frecuentes porque ayudan a mantener los niveles de energía y evitan la sobrecarga del sistema digestivo, lo cual es importante en climas calurosos. Comer en exceso puede elevar la temperatura corporal, por lo que es mejor optar por comidas pequeñas y frecuentes”.
Y en caso de sufrir un golpe de calor, “es crucial actuar rápidamente: mover a la persona a un lugar fresco, quitarle el exceso de ropa, aplicar compresas frías o rociarla con agua, abanicarla, y darle pequeños sorbos de agua si está consciente. En el caso de agravarse, buscar atención médica urgente es vital”.
Además, Vicente Javier Clemente insiste en que “es fundamental educar a la población sobre los riesgos y la prevención de los golpes de calor, especialmente en un contexto de cambio climático donde las temperaturas extremas son más comunes. La prevención y la actuación rápida son claves para evitar complicaciones graves y salvar vidas”.