Muertes, enfrentamientos y detenidos: crónica de un fin de semana violento en Ponce Enríquez

Ponce Enríquez
11 personas fueron detenidas tras la intervención de los militares y policías en Ponce Enríquez. Foto: Gobernación del Azuay

Lo que sucede en el cantón Ponce Enríquez ha sobrepasado los límites de lo ficticio. La violencia, la inseguridad, los sucesos relacionados con el crimen organizado forman parte de los principales titulares del Ecuador desde hace meses.

Ahora mismo, la costumbre ha provocado que, escuchar el nombre Ponce Enríquez sea sinónimo de un espacio inhóspito, desamparado, al que no hay que ir, al que hay que evitar.

Un espacio que pareciera que no existiera, aun cuando pertenece a la provincia del Azuay.

Pero sí existe, y está en una situación complejísima. Lo que pasa sigue sorprendiendo. Y lo que pasa es a diario.

El último fin de semana se desencadenaron una serie de hechos que terminó con enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y grupos criminales, con hallazgos de cuerpos sin vida, violentados cruelmente, y con detenciones de supuestos miembros de agrupaciones delictivas.

Sin embargo, antes de la relatoría de los hechos, hay que entender el porqué de la violencia ya sistemática. Hay que entender por qué Ponce Enríquez se volvió un cantón anhelado por los grupos criminales.

El cantón minero por excelencia

Las minas, el material aurífero, son la fuente de dinero para financiar la violencia que crean las bandas delictivas del Ecuador.

Porque, precisamente, el cantón Camilo Ponce Enríquez, siempre se lo consideró como un espacio minero.

Con permiso o sin permiso, de “la Ponce” siempre se extrajo el oro que hoy los delincuentes quieren tenerlo para financiarse.   

“La comunidad de Ponce Enríquez está en un área bastante conflictiva. Tenemos que tomar en consideración que en el sitio convergen tres provincias. La provincia del Azuay, la provincia de El Oro y la provincia del Guayas. Y por la actividad que se realiza se ha vuelto una necesidad para las economías y finanzas criminales que quiere tomar el control de este sitio”.

Quien dijo lo citado es Carlos Rivadeneira. En una rueda de prensa, que dio el 28 de junio de 2024, confirmó que los delincuentes, los que han convertido a Ponce Enríquez en un espacio violento, quieren tomarse las minas para obtener los réditos económicos.  

Lo que quieren los grupos criminales, con el uso de la violencia, la fuerza, es tomarse las minas y empezar a obtener dinero.

Y es aquí cuando volvemos al último fin de semana.   

Enfrentamientos y detenidos

Todo empezó el viernes 19 de julio de 2024. Miembros de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas organizaron un sobrevuelo por Ponce Enríquez, luego de la alerta de un supuesto secuestro de personas en las minas, principalmente en la zona llamada Epifanía.

Una vez que se hizo el sobrevuelo, se llegó a la conclusión de que no había personas secuestradas.  

Lo que sí se encontró fue una camioneta robada.

El fin de semana, las autoridades volvieron a recibir una alerta sobre disparos en la mina La Tormenta.

Tanto los policías como los militares llegaron hasta el lugar del reporte. Allí se encontraron armas de fuego, municiones, detonantes para mechas, terminales móviles, alimentadoras de fusil, una mira telescópica.

Docenas de municiones se encontraron en la mina La Tormenta una vez que intervino la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas. Foto: Gobernación del Azuay

Es decir: armamento de los grupos delictivos que usan para atacar y defenderse.

Antes del hallazgo, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas se enfrentaron con miembros de los grupos criminales.

Repelido el ataque se detuvieron a 11 personas, dos de ellas menores de edad.

La Policía Nacional cree que los detenidos pertenecen al grupo de Los Lobos, quienes precisamente se están disputando las minas de Ponce Enríquez.

Violencia dentro de las minas

Apoderarse de las minas ha dejado signos de una violencia extrema. Esto ya se vio a finales de junio de este año.

Ocho personas fueron asesinadas e incineradas en la mina Estrella de Oro, después de haberlas torturado, de acuerdo a las investigaciones policiales.

Lo mismo se volvió a replicar en la mina La Tormenta el fin de semana.

La Policía, una vez que ingresó a La Tormenta, encontró cuatro cuerpos inertes y quemados (uno de ellos estaba decapitado).

La violencia, con saña, se volvió la firma de los delincuentes.

Grupos de élite hacen base en Ponce Enríquez

Escuadrones de élite ahora están en Ponce Enríquez, según Pablo Guachamín, Jefe de la Subzona de Policía Azuay.

Integrantes de unidades de inteligencia, de antisecuestros, de delitos contra el ambiente ya están haciendo base en el cantón azuayo.

Con ellos, Guachamín dijo que se plantearon varias estrategias que no serán divulgadas, sino que serán cumplidas en las intervenciones que se llevarán a cabo.

Qué sucederá después es la gran interrogante de un cantón, cuyos habitantes ni siquiera pueden hablar por las repercusiones, pero que esperan que el infierno que se vive cada semana se termine ya. (I)

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