¡Ya volvió!

Andrés Ugalde Vázquez

Era un viernes por la tarde cuando Beto, que salía recién de su trabajo, caminaba por una de las calles del centro de Guayaquil en búsqueda de una bien merecida biela. De pronto, al virar la esquina, se encontró con un local repleto: chiflidos, gritos, vallenato chichero a todo volumen, reguetón a la mala.
Beto, con una mezcla de curiosidad y amor a la farra, decidió acercarse. ¿Un nuevo club en la ciudad? Qué va ¡Era una iglesia! ¿Una iglesia? Si, una donde, en medio del despapaye, los concurrentes lloran, saltan, se abrazan y hasta se desmayan. Beto, entonces, decide acercarse a un tipo con cara de conserje que estaba en la puerta y le pregunta: ¿Flaco, y ahora que pasó? ¡Pues que ya volvió! ¿Quién? Pues Jesús ¡¿Qué Jesús?! ¡Pues el único que hay! ¿Ya regresó? Pues ya. Solamente que ahora es dominicano, me parece. ¿Y es igualito? No. Éste se afeita, vive en Miami y toma whisky.
Y Beto comprende: en plena época de las redes sociales, no había de otra que buscarse un Jesús influencer, que graba reels y hace milagros por tiktok, para sus muchos millones de seguidores en más de veinte países entre los que está (como no iba a estar) el Ecuador y algunas decenas de ciudades entre las que está (como no iba a estar) Guayaquil. Y claro, como suele ocurrir, esperan el fin del mundo. El problema es que la vida en el planeta debía acabarse por ahí del 2020 y pues no se acabó ninguna vida, salvo del propio Jesús dominicano, que sí se murió, con cirrosis…
Y ojo que Beto no tiene nada en contra de la fe, ni a favor tampoco. Por el contrario, el respeto es total y que cada quien crea lo quiera creer, salvo en un par de temas espinosos: la manía de jugar con la ingenuidad de la gente y, por supuesto, las generosas donaciones “voluntarias” de los feligreses. Y es que, en épocas como esta, creo que es injusto crearle nuevos problemas desde el “más allá”. Con los del “más acá”, por ahora al menos, basta y sobra… (O)

@andresugaldev