Acepte los cargos y salga a disfrutar de su billete

Santiago León

Bueno, lo que ha dictaminado el juez en el caso de Mayrita y otros implicados en la trama de corrupción de la justicia ecuatoriana ya no causa asombro. Parece que hemos llegado al punto de romantizar o, peor aún, normalizar que los detenidos por alguna causa chueca se acojan a procesos abreviados y salgan cuete a disfrutar de sus patrimonios acumulados.

Es por eso, que la ejecución de la Ley de Extinción de Dominio sigue siendo una quimera en Ecuador. ¿Por qué? Porque hay tantos políticos que no les importa pasar unos mesitos en el tarro. Después de todo, a la vuelta de la esquina estarán libres, listos para gozar de los frutos de su camello “honrado”. Las influencias políticas son tantas y tan poderosas que impiden modificar la ley para que el billetito se quede a nombre de esos angelitos y no pase a manos del gobierno.

Es, sencillamente, alarmante. Los jueces que ahora están del otro lado, como delincuentes, han aceptado sin pudor que recibieron hartas lucas para dejar libres a asesinos y narcotraficantes. Cuentan cómo recibieron las guitas y solicitaron la liberación de esos sujetos peligrosos que son una amenaza latente para la sociedad. Esos jueces, serviles al crimen organizado, reciben unos cinco añitos de cárcel, pero por buen comportamiento cumplen apenas la mitad de la pena y regresan campantes a la vida diaria.

Pero no se trata únicamente de la justicia. Los propios generales de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas también están involucrados en estas cochinadas. Las cúpulas de las fuerzas del orden están salpicadas con ese lodo hediondo de la corrupción. Es como poner al borracho a cuidar el trago. ¿Cómo se entiende que la droga incautada desaparezca de las bodegas policiales?

No quiero asustarlo, pero el crimen organizado se ha enquistado en los poderes del Estado. ¿Quién entiende que propios fiscales están dentro de grandes casos de lavado de activos? ¿Que ciertos asambleístas sean los operadores políticos de los narcotraficantes? ¿Que los jueces dejen libres a los delincuentes? Y, de acuerdo con los últimos chismes, hasta ciertos alcaldes mañosos estarían involucrados en el otorgamiento de contratos a grupos delictivos.

Ya que estamos en el ambiente de los Juegos Olímpicos, sugiero que incorporemos el deporte olímpico de salir de la cárcel en el menor tiempo posible. Pero, claro, no habría premiación con medallas de oro, porque algunos jugadores ya tienen lingotes de oro en sus casitas.  (O)