La carrera final comenzó con el dudoso nombramiento del presidente del Consejo de la Judicatura. El que fue electo por el compadrazgo del último alfil de del correísmo, este tal Augusto Verduga que infla las redes sociales creyéndose el ungido del tiempo para arreglar la “descompuesta democracia”, siendo más bien la “carta” de esa nueva mayoría pueril de la peor institución del Ecuador llamada CPCCS, acolitada por la “Torquemada” Pamela Aguirre, quien ha hecho de su designación en la Comisión de Fiscalización, una hoguera en donde explota sus bajas pasiones de odio y revanchismo, con quien sea y a la hora deseada por el jefe de la banda.
La siguiente etapa se dio con el fracasado juicio político al “lunático” de Terán, quien tuvo tres horas para confesar sus miserias y decir que se arrepentía de haber juzgado a Correa, convirtiendo a la Asamblea Nacional en un circo de mala muerte con la venia del payaso mayor, el viajero Kronfle. Luego fue a la Corte e hizo lo que le dio la gana, gritó al Juez Julio Inga quien además tiene una personalidad muy venida a menos, “soy su enemigo manifiesto, excúsese” Que tal falta de respeto; la Justicia está de capa caída, cualquier hijo de vecina denosta al otrora respetable poder del Estado.
Este país necesita salir de este atolladero en el cual le ha puesto la clase política. Impensable pensar en un país racional donde la Fiscal en su afán de construir una estrategia válida para terminar con la impunidad, sea atacada, amenazada, linchada mediáticamente por la Revolución Ciudadana que impidió con la abstención de sus asambleístas que a Terán le juzguen políticamente. Ahora este pelafustán ya es parte del grupo de amigos intocables de Correa y su séquito cercano.
En estos días aparecieron en las redes sociales, invocaciones de varios patriotas ecuatorianos, que piden nombres de gente honesta para que vayan a la Asamblea Nacional, a limpiar la cara del primer poder del Estado. Reclaman los pronunciamientos de la Academia, la cual tiene entre sus representantes máximos, prácticamente en la totalidad de las universidades públicas, a cercanos militantes de la RC, razón por la cual están callados mientras la institucionalidad del país agoniza.
El concurso de jueces y conjueces lleva ya 5 años sin resolverse, ahora con serios indicios de concusión de los miembros del Consejo de la Judicatura. Luego este engendro de Montecristi llamado CPCCS, tendrá que nombrar al (la) Fiscal reemplazo de Diana Salazar; prácticamente a las puertas de iniciar el proceso eleccionario, el CNE de Atamaint y Pita siguen campantes, siendo cómplices de la destrucción de la democracia. Bien decíamos algunos inconformes, que luego de la Muerte Cruzada el país caerá en un bache insondable. Si queremos salvar a nuestra patria, esta Constitución de a perro debe morir, y trabajar arduamente en ajustar la del 1998. (O)