Hay que eliminar al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de la Constitución. Es un engendro constitucional que se estableció con la finalidad de entorpecer el equilibrio de poderes, anular los principios republicanos, reducir la democracia y tomarse todos los órganos de control en el país por el gobierno de turno que lo diseñó.
Que no nos salgan con la trillada de que en el año 2023 se consultó a la población y no ganó la eliminación. Mentira. Dejen de mentir al país. En el año 2023 se consultó a la población si estaba o no de acuerdo con que la atribución (del Consejo) de designar autoridades pase a la Asamblea y que la designación de los consejeros se realice desde el Parlamento. Es decir, que quede claro: no se preguntó ni se propuso la eliminación o supresión de este engendro de la Constitución.
Aclarado, sigamos. El Consejo de Participación, entre sus atribuciones, tiene todas las que otros poderes u órganos del Estado también las tienen. Se repiten. Control de lo público, fiscalización, acompañamiento procesal en juicios, impulso de denuncias; todas, atribuciones propias de la Contraloría, Fiscalía, Asamblea o Defensoría del Pueblo. Algo más. No tiene sentido alguno hablar de una participación ciudadana estatizada, o desde un órgano del Estado. Aquello es antítesis. Cómo puede existir participación, de tipo ciudadano, desde un órgano, de tipo estatal. Es una vergüenza de concepción jurídica y social.
Pero lo más importante, lo que se tiene guardado para el Consejo de Participación, es la designación de las autoridades más importantes de control del país. Son 77 que designa de manera directa y otras más de forma indirecta. Consejo de la Judicatura, Fiscal, Procurador, Defensor Público y del Pueblo, todas las Superintendencias, Consejo Electoral, Tribunal Contencioso Electoral, Contralor, sus suplentes y más. Con una agravante, ahora, es el órgano de los intereses subterráneos, politiqueros y nefastos, repartido en 7 personas.
La Corte Constitucional en su dictamen nro. 10-19-RC/20 ha señalado que el camino para la eliminación del engendro, es la reforma constitucional. Sería la vía más temprana y ágil. Una Asamblea Constituyente también puede serlo. Para cualquier camino a tomar, se requiere que la población se organice y lo lidere. O, que llegue un Presidente que haga respetar a los ecuatorianos y piense en la decencia y en la democracia, antes que en los pactos, triquiñuelas y su metro cuadrado. (O)
@jchalco
