Educación Inclusiva: Un Desafío para fomentar la igualdad

Los expertos explican que es fundamental tener un diagnóstico correcto para garantizar que los estudiantes reciban el apoyo adecuado.

Marco Chalán y Héctor Durán, estudiantes del Instituto de Parálisis Cerebral del Azuay (IPCA).
Marco Chalán y Héctor Durán, estudiantes del Instituto de Parálisis Cerebral del Azuay (IPCA). XCA

La educación de niños con discapacidad cognitiva o necesidades educativas especiales (NEE) enfrenta desafíos. Los expertos señalan que identificar y diagnosticar correctamente estas condiciones es fundamental para garantizar que los estudiantes reciban el apoyo adecuado.

En Ecuador, la Constitución reconoce el derecho a una educación inclusiva para las personas con discapacidad.

El artículo 47 establece que, el Estado “garantizará su educación dentro de la educación regular. Los planteles regulares incorporarán trato diferenciado y los de atención especial la educación especializada”, indica.

Sin embargo, en la práctica, hay retos para una inclusión efectiva que no siempre se materializa debido a la falta de recursos para implementar prácticas educativas inclusivas y adaptadas a las necesidades individuales. Asimismo, debe darse un diagnóstico preciso.

Andrés Solano, neuropsiquiatra infantil, explica que es fundamental diferenciar entre una discapacidad cognitiva y una falta de atención.

“Mientras que la falta de atención puede ser un síntoma de diversas condiciones, como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), una discapacidad cognitiva implica dificultades en el aprendizaje y el procesamiento de la información», aseguró.

Agregó que, el término “necesidades educativas especiales” se refiere a las dificultades de aprendizaje que enfrentan los niños en comparación con otros menores de su edad, que pueden ser puntuales o permanentes.

«Los niños más pequeños en un salón de clases, debido a su menor nivel de madurez pueden ser mal diagnosticados con TDAH y se les prescribe medicación, cuando en realidad su comportamiento puede ser simplemente una manifestación de su inmadurez”, especificó.

También señaló que las discapacidades pueden variar en su severidad, clasificándose como leves, moderadas, graves o profundas.

Entidades

En Cuenca, hay varias instituciones especializadas, entre ellas, el Instituto de Parálisis Cerebral del Azuay (IPCA), que acoge a niños y jóvenes con multidiscapacidad, discapacidad física, discapacidad auditiva, discapacidad visual y sensorial.

Jessica Orellana, directora de la institución, señaló que los estudiantes llegan con el diagnóstico desde el Ministerio de Salud Pública, pero también se les evalúa en el plantel en estimulación temprana, educación y terapia de lenguaje para identificar metodologías de enseñanza adecuadas.

“En el instituto los chicos ingresan y reciben clases como en cualquier unidad educativa, desde Inicial hasta el Tercero de Bachillerato, donde obtienen su título”, señaló.

El IPCA tiene 93 alumnos. Cada instituto tiene una capacidad limitada para asegurar una educación de calidad.

“En las instituciones regulares, los menores con discapacidad tienen que ser incluidos. Para que haya un cambio de la educación regular a la educación especial tiene que hacerse una evaluación previa”, dijo Orellana.

Según datos del Ministerio de Educación, hay distintos institutos especializados en Cuenca, entre ellos, Unidad de Educación Especializada “Claudio Neira Garzón”, que atiende discapacidad visual y auditiva y cuenta con 22 alumnos.

ADINEA con 79 estudiantes y Unidad Educativa Especial del Azuay, con 73, ambas son para personas con discapacidad intelectual.

La Unidad Educativa Especial “Agustín Cueva Tamariz”, para discapacidad intelectual y autismo, con 207 alumnos; “Stephen Hawking” para parálisis cerebral, con 40 alumnos; y San José de Calasanz, para discapacidad auditiva, física, cognitiva, autismo. (PNH)-

Alternativas

Rebeca es madre de Hernán, quien tiene 37 años y tiene discapacidad intelectual moderada, que le fue diagnosticada a los nueve meses de edad. “Él requería una educación especial. Ingresó a ADINEA, donde recibió buena atención, pero por un cambio de domicilio se dificultó que continuara”, recuerda.

La familia lo llevó a una escuela regular cercana a su vivienda, pero le negaron un cupo. Pasó por dos centros más, sin embargo, tuvo dificultades; hasta que sus padres lo inscribieron en un centro de arte, donde pudo desarrollar su creatividad.

«Ha sido un desafío. Tuve a mi hijo hace casi cuatro décadas cuando la discapacidad todavía era un tabú, había estereotipos, no había información necesaria, eran contadas las instituciones que atendían, no había profesionales especializados. Superar las barreras sociales ha sido difícil, pero hoy hay fundaciones que permiten a los jóvenes desarrollar sus habilidades a través del arte”, expresa. (I)

DATO

  • Entre las décadas de 1940 a 1960, la atención específica a las personas con discapacidad en el Ecuador comenzó bajo los criterios de caridad y beneficencia.

1982

En ese año se crearon varios centros de rehabilitación y escuelas de educación especial dependientes del entonces Instituto Nacional del Niño y la Familia (INNFA).

2003

En ese año se expide el Código de la Niñez y Adolescencia, que en su artículo 43 establece el derecho a la inclusión educativa de los niños con discapacidad.

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