“Papi, confía, porque te has preparado un montón y toda esa preparación va a dejar sus frutos. Solo confía, que con Dios todo es posible”.
Estas fueron las palabras que le dijo Nico Pintado a su padre, Daniel Pintado, antes de la prueba de los 20 kilómetros de marcha que se celebró en los Juegos Olímpicos París 2024, el 1 de agosto de 2024.
Nico, de nueve años, siempre ha sido así: contar con las palabras precisas para el marchista cuencano que tuvo que despegarse, físicamente, de su familia para concentrarse en un anhelo que ya lo pudo cumplir. Ser medallista de unas olimpiadas.
Tanto para el padre como para el hijo el sacrificio ha sido una característica.
Por el lado del pequeño, no tener a Daniel en los últimos meses ha sido difícil. Su héroe, su compañero, su amigo de juegos no estaba. Pero sabía que algo estaba por venir.
Por el lado del padre, solo aquel que tiene ese título sabe lo que significa dejar a los hijos para embarcarse en un objetivo, en un sueño, que se vuelve más complicado cuando a los que se aman están lejos.
Y, sin embargo, allí mismo reside la motivación. Y así lo demostró Daniel Pintado, quien lleva una foto de su Nico y de su Monse, su hija, su niña menor, en cada competencia. Para recordarse por qué el sacrificio.
Las palabras de aliento
Aunque Nico todavía es pequeño, un niño, sus palabras, sus frases, son distintas. Están cargadas de motivación, sencillez, alegría.
Antes del viaje a Europa, de la partida de Daniel, Nico le dijo que él puede, que confíe, que él es el mejor, que se ha preparado bastante.
Y así fue, tal cual. La preparación, la concentración de Daniel, fue distinta porque entre ceja y ceja tenía el podio olímpico.
A tal punto que, a pesar de ser abanderado de Ecuador en los Juegos Olímpicos, no llegó a la inauguración porque seguía en Portugal, entrenando.
Los sacrificios, los resultados, las palabras de aliento llevaron a que Daniel Pintado se convierta en el segundo cuencano en ganar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos el 1 de agosto de 2024.
Cuando lo logró, cuando arribó en el primer lugar, una de las primeras acciones fue mostrar la foto de sus niños frente a una cámara.
Y después, como no podía ser de otra manera, se comunicó con sus hijos, y enseguida Nico le dijo:
¡Papi, cumplimos el sueño!
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