Inquietante y censurable, resulta la situación postelectoral de este país latinoamericano, otrora próspero y sustentado en el petróleo y hoy, con una emigración de algunos millones de personas, sin trabajo y con enorme pobreza y una política y administración gubernamental a la deriva. En esta perspectiva, los resultados electorales del pasado domingo se tornan viciados y sin la transparencia que demanda un proceso para designar a la máxima autoridad del país.
El presidente Maduro -convertido en candidato a la reelección- ya lo advirtió: “correrá sangre“. Por algo se registraron alarmantes indicios, previos al día de las elecciones: no se permitió la llegada de veedores y observadores de la comunidad internacional, como los expresidentes de algunos países amigos y en el caso de nuestro país, se le repatrió en vuelos encontrados al azar, a nuestra observadora, la Asambleísta Ana Galarza.
Nos preguntamos: ¿por qué tanto impedimento a contar con testigos y representantes del concierto político continental? Por qué ese afán de esconder las actas de las mesas de votación; ¿por qué la dificultad de registrar para el proceso de votación a los casi tres millones de emigrantes venezolanos residentes en Colombia? ¿Cuántas interrogantes se han constatado, para al fin confirmar que el fraude se impuso sobre la enorme votación ofrecida al candidato Edmundo González Urrutia? De un 80 % registrado a su favor, se lo bajó a 44.2 % para elevar la votación a favor del candidato Maduro. ¡Fue evidente y a todas voces un atropello a la dignidad del pueblo venezolano! ¡Un proceso eleccionario de vergüenza y que exige el repudio de los electores, quienes aspiraban una patria libre y no continuar con un país que ha vivido en la podredumbre y en la corrupción, durante estos últimos 25 años!
Lamentable desde todo punto de vista este resultado eleccionario, que demanda una intervención internacional, a través del Consejo Permanente de la OEA. Formulamos votos porque el país del joropo y en el que su Alma Llanera deberá gozar de la paz que promueve la verdad y la transparencia de sus gobernantes. ¡Censuramos los atropellos que se dieron en las urnas y aspiramos que la verdad resuene y dirija al país llanero! ¡Venezuela exige ser libre! (O)