El poder totalitario                                                                         

En el siglo XXI, tiempo del conocimiento científico y la libertad responsable y creativa resulta un contrasentido la existencia de estados totalitarios, corruptos en sí mismo, aupados en seudo constituciones. Vemos a Cuba, Nicaragua y Venezuela con dictadores haciéndose relegir fraudulentamente o por la fuerza como anunció Nicolás Maduro para seguir impune con el control de las funciones estatales.  

Tengamos presente que la hegemonía excluyente de un partido político es la mafia en acción. El estado totalitario sea comunista o fascista es lo mismo, porque significa la anulación de la dignidad humana.  El colapso de la URSS y la mixtura China con un deformado capitalismo de estado, demuestran la incapacidad del sistema totalitario para atender con eficacia los procesos del desarrollo integral de las sociedades.     

Cabe un ejercicio matemático del fraude electoral en Venezuela: si el candidato de la oposición Edmundo Gonzáles en el 80% de actas recuperadas por sus delegados en las mesas de votación obtiene el voto del 60 % de electorales, los votos para el dictador Maduro ni con la totalidad del 20% restante alcanzaría a descontar la ventaja lograda, menos aún la superaría. Por eso el dictador no presenta las actas y recurre al TSJ para que certifique su pretendida reelección.         

El gobierno de Maduro ha causado la crisis social más grave de la historia venezolana, al punto que su pretensión de mantenerse en el poder aún mediante el genocidio se explica porque el sistema ha llegado a su implosión.   El colapso de las tiranías alevosas como la de Venezuela  llegará a su término por la acción cívica de los ciudadanos, la presión internacional y la crisis social causada por su corrupta gestión.

En nuestro país afectado por los rezagos de la “década siniestra” debemos unirnos los ciudadanos, que queremos vivir en libertad, en un frente de dignidad cívica que aliente la recuperación ética de la Democracia. (O)

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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