París ya nos conoce

David G. Samaniego Torres

‘Tristeza y melancolía fuera de la casa mía’ es un adagio muy apreciado por la comunidad salesiana porque recuerda a su fundador: Don Bosco. Decían, quienes vivieron junto a él, que cuando estaba muy alegre y sonriente era porque tenía algún problema entre manos que era por demás preocupante. En todo caso, San Juan Bosco, nunca trató de hacer sufrir a los demás con sus dificultades. La sonrisa fue siempre la carta de presentación del fundador de la congregación salesiana.

El optimismo, la decisión, las ganas de competir, los entrenamientos, las madrugadas y los esfuerzos, la conquista de triunfos y la aceptación de fracasos son elementos muy cercanos a quienes un buen día se encontraron con el deporte, se dieron las manos y juraron convivir.  El deportista mira más allá de su entrenamiento y de sus ilusiones porque él compite todos los días consigo mismo, vence el cansancio, arrincona el pesimismo y se acostumbra a enfrentar desafíos y cumplir propósitos. El deporte me transporta a los patios salesianos. El agua estancada se corrompe, se daña, escuchábamos … Es por esto que los recreos en un patio escolar y colegial eran deporte, risas, alegría, movimiento.

Ecuador estuvo en París: aceptó el reto olímpico.  El mundo pudo conocernos, sabe de esfuerzos y aplaudió nuestros triunfos. Conocimos imágenes de jóvenes que nacieron como tantos otros en circunstancias semejantes. Vimos un grupo de hombres y mujeres que optaron ser excepción en el Ecuador de hoy; cada uno escogió el deporte de su preferencia y se dedicaron, vale decirlo: con ALMA, VIDA Y CORAZÓN a probarse, a gastar sus horas, a soñar con metas y empezar un camino hacia una ilusión, un sendero que se convirtió en sus mentes y cuerpos en imán del cual nunca más lograrían separarse.

Permítanme escribir en esta columna, para la historia, nombres que Ecuador los recordará por mucho tiempo: oro, plata y bronce pagaron esfuerzos y compensaron desvelos. Lo hago con mayúsculas, porque mayúsculo es el triunfo alcanzado por ellos en París: DANIEL PINTADO, GLENDA MOREJÓN, LUCÍA YÉPEZ, ANGIE PALACIOS, NEISI DAJOMES.

El Gobierno nacional necesita repensar la formación integral de la niñez y juventud ecuatorianas. Nuestra patria no requiere gente atrapada por la moderna tecnología, alejada de metas exigentes, carente de pensamiento crítico, ajena al esfuerzo. Nuestro ayer cultivó sueños y tuvo soñadores. La semilla está viva. París lo sabe. (O)