Atiborrados, abrumados, desilusionadas y otros términos del mismo jaez, es lo que sentimos con la algarabía que predispone la cercanía de las nuevas elecciones, cosa tan importante porque en ellas se juegan suerte y destino de nuestro país y pueblo. Lástima ver y sin remedio, que todo lo que presentan con bombos y platillos y en sendas postulaciones de candidatos, ninguno presenta un plan coherente para mejorar y solo se limitan al griterío tarimero y ofrecimientos vanos, que no tienen ni pie ni cabeza de poder ser factibles y otros como la desdolarización o el chavismo como meta que son monstruosas estupideces y solo mantienen viral confrontación entre binomios. Es verdad y consistente que en política se ve tostar granizos. Pues sí. Algunos que fueron contrarios y beligerantes enemigos de lideres de los movimientos, hoy son candidatos convocados para el momento electoral nada más, claro ejemplo es de Noboa y Abad, actuales mandatarios, que están en las antípodas y peleando su propia batalla desde la primera semana de ser ungidos.
Digo refundación, porque algunas de las instituciones deberían ser mejor valoradas y eficaces, como la asamblea nacional, que hoy es solo un nido de truhanes que cometen fechorías a diestra y siniestra amparados por la inmunidad que les confiere su alta designación. Allí están lideres de pandillas del narcotráfico, delincuentes de corbata (Muentes) con mañosas actividades que juntan millones en negocios inmensos que pagan fortunas por su ayuda y voto. Parlanchinas vociferantes y estridentes que rugen solo por lo que les mandan decir y que claro, también reciben por ello. Contrario a toda lógica, son contados con los dedos de una mano la gente valiosa que es opacada por vocinglería díscola. ¿Qué nos sucede que no podemos elegir gente de valía? Sera que estos tienen miedo de entrar al ruedo, sabedores de que no robaran por principio y dignidad y que su lucha está perdida de antemano?
Refundar la función judicial, donde la injusticia es el común denominador y llena de jueces comprados, que diluyen penas, excarcelan a sonados narcos y delincuentes (Glass) y muchos otros sin poder hacer nada por que todo está amparado en un proceso judicial que pretende ser reconocido y honesto. La justicia se ahoga y sin remedio. Cada día se intrincan más las leyes para las causas regulares y se simplifican a tan solo una firma para las enormes lacras de narcos y corruptos, que gracias al enorme potencial económico que disponen, logran tener en nómina de empleados a jueces que obtienen con sus colegas, perdones de sus delitos en sus respectivas cortes y jurisdicciones.
Se terminó el papel, continuaremos. (O)