Todas aquellas acciones y omisiones en el contexto de un ejercicio político-electoral, que tengan como objetivo menoscabar o anular derechos políticos o las prerrogativas inherentes a un cargo público, son consideradas violencia política. En este marco, es innegable que el país vive en un ambiente político violento. La manipulación de las instituciones jurídicas, electorales, de control e incluso de los medios de comunicación, parece formar parte de las actividades de quienes se encuentran en espacios de poder. Hoy, la conversación sobre la violencia política vuelve a la agenda, pero con una característica adicional: cuando esta violencia se ejerce contra una persona por el hecho de ser mujer.
La declaración de la asesora presidencial, Diana Jácome, “¿Si tu hijo está preso, tú te regresas? ¿O prefieres mantenerte porque quieres el poder?”, reforzó el contexto en el que la Vicepresidenta Verónica Abad denuncia ante el Tribunal Contencioso Electoral las actuaciones del presidente Noboa y de algunos de sus ministros en contra de sus derechos políticos. Al parecer, ella fue destinada a Israel y ahora a Turquía, no por el hecho de actuar en función de representar al país, sino por la conveniencia política del gobierno de turno, es decir, para anular su presencia, que evidentemente era incómoda en Carondelet. El problema no reside en la asignación de roles a la vicepresidencia, sino en hacerlo en conjunto con las acusaciones hacia su familia, donde su condición de madre la hace más vulnerable a las presiones políticas.
Que este contexto se origine desde las máximas autoridades es grave. Por ello, es crucial que las instituciones funcionen y que se investiguen a fondo estos hechos. No se trata de ganar una narrativa a fuerza de publicaciones en redes sobre supuestos actos de desestabilización, sino de investigar con responsabilidad y en contexto todos los actos en los que exista la mínima duda de patrones de comportamiento que sugieran violencia política, especialmente si esta se ejecuta contra personas por el hecho de ser mujeres.