Cuenca, con su vasta herencia cultural y arquitectónica, ha experimentado una transformación constante a lo largo del último siglo. Desde 1924, la ciudad ha evolucionado en varios aspectos, reflejando el dinamismo y la adaptación a los nuevos tiempos, pero sin perder su esencia histórica.
El Mercurio, que en octubre de 2024 cumplirá su centenario, ha documentado como cronista esta metamorfosis urbana que ha consolidado a la urbe como Patrimonio Cultural de la Humanidad y un destino turístico.
Centro Histórico
Los espacios del Centro Histórico no solo son escenarios de la vida cotidiana, también son portadores de historia. Cargados de simbolismo, estos sitios son testigos silenciosos de la convivencia de generaciones, donde las memorias entrelazan los relatos de la ciudad
Jaime López Novillo, investigador, recuerda que el primer punto de encuentro entre amigos era la Plaza Central, conocida hoy como Parque Calderón en cuyo entorno se mantenían actividades administrativas y comerciales.
Otro de los lugares emblemáticos de la Cuenca de antaño es la “Plaza del Farol”, ubicada en la intersección de la avenida 12 de Abril y la avenida Loja. Esta zona, una de las más antiguas de la ciudad, fue tradicionalmente un lugar para la compra de carbón y duda para la fabricación de cometas durante las vacaciones.
Además, servía como terminal de buses que conectaban a la ciudad con las parroquias rurales. La plaza, junto con el Barrio San Roque, marcaba el inicio de la vía hacia el suroeste de la ciudad, consolidándose como un punto clave en la expansión.
La Plazoleta Santo Domingo, antiguamente conocida como “Parque Vázquez», es otro de los espacios que ha visto cambiar su imagen. Ubicada entre las calles Gran Colombia y Padre Aguirre, en sus primeros años, colindaba con un edificio de la Universidad de Cuenca, que fue demolido en la década de 1960. La plazoleta originalmente tenía una zona verde que fue retirada.
Laguna en el “Parque de la Madre”
Otro testimonio de la Cuenca antigua es el «Parque del Ejército», hoy conocido como «Parque de la Madre». Este lugar solía contar con una laguna donde navegaban pequeños botes. Según el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, en sus aguas también se practicaba «Water Polo».
El cuencano Augusto Merchán guarda recuerdos de este parque. “Lo conocí en el 71, tenía cinco años, la laguna era hermosa con el monumento de la madre en el centro. Por el 79, todavía estaba, pero sin agua. A inicios de los 80 la taparon. Este parque es parte de mi vida deportiva, entrene en él desde 1978 hasta 1999”, rememora.
Estación de tren en Gapal
El tren en Gapal y su estación también han dejado una huella en la historia. Inaugurado en 1965, su construcción comenzó en 1915 entre Sibambe y Cuenca; llegó en 1932 a Tambo, en 1945 se unió a Azogues y el 6 de marzo de 1965, llegó a la Atenas del Ecuador. Este medio de transporte se utilizó hasta octubre de 1990.
En Gapal estaba la estación «Miguel Ángel Estrella», del ferrocarril, quedó únicamente la casa de máquinas y un taller de mantenimiento, autoferros.
En la ciudad, la nostalgia por los tiempos pasados no solo evoca lugares, también actividades como las carreras de botes que se realizaban en el río Tomebamba en los años 80.
Estas competencias reunían a la comunidad cada mes de abril, en el marco de las fiestas de Fundación de Cuenca.
Expansión
Las décadas de 1970 y 1980 marcaron un período de expansión para Cuenca, cuando la ciudad comenzó a crecer más allá de su Centro Histórico.
El Mercurio, en su edición de enero de 1974, resaltaba la nueva fisonomía que adquiría la ciudad con la construcción de obras ornamentales que aprovechaban tanto la topografía natural como una cuidadosa planificación urbana.
“Una nueva fisonomía va adquiriendo la ciudad y sus contornos con la construcción de artísticas obras ornamentales. La Municipalidad a través del Plan Regulador viene realizando un extenso programa de construcción de obras”.
Publicado en El Mercurio. Enero de 1974
En sus páginas, el rotativo destacaba los trabajos en El Padrón y la construcción de la Plazoleta de Cristo Rey, el Parque Luis Cordero, el Rincón de El Vergel, el Mirador del Vado y el Parque Salesiano.
“El Padrón, antigua calle empedrada, tradicional por el ‘parqueamiento’ de carretillas de madera, está en proceso de remodelación (…) en la Avenida Eloy Alfaro (iniciación de la Loja) se construye un sistema de jardineras y la Plazoleta Sucre, una pileta luminosa en el centro”, indica el ejemplar.
En su proceso modernización, Cuenca ha logrado un equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo. Un ejemplo de cómo una urbe puede evolucionar sin perder su identidad. (PNH)-(I)
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