¡Soldados, hasta la victoria siempre!  

Santiago León

El pasado 10 de agosto, la cúpula de la Revolución Ciudadana celebró su asamblea para posicionar sus fichas en el tablero político, con algunas novedades. Sin embargo, lo cierto es que van con toda la artillería pesada. Saben que si no regresan al poder serán parte de la historia política. Pero, como dicen, hierba mala nunca muere. Estoy seguro de que siempre estarán en las papeletas electorales, a los que les cae mal esa tendencia, váyanse acostumbrando.

Le guste o no, ese movimiento mantiene cerca del 30 % de apoyo a nivel nacional. Los números contribuyen a que sea uno de los partidos con mayor respaldo. Esto se ha evidenciado cuando ocupan casi la tercera parte de la Asamblea Nacional. Y claro, se convierten en un dolor de cabeza para el gobierno de turno. Tratan de imponer su agenda política.

Es que al correísmo no le queda más que apostar por sus antiguos líderes, como Ricardo Patiño o Xavier Lasso. Sin embargo, deben escoger entre los que pueden, ya que muchos están asilados en diferentes países por presuntos casos de corrupción, y otros, en cambio, están presos. Qué difícil ha de ser elegir los perfiles. Consejito no pedido: Revisarán la página del Consejo de la Judicatura de pronto encuentren sorpresitas. Ah y también el historial de las redes sociales. Siempre queda una huellita. 

El que sí anda llorando a mares es Andrés Arauz. Pobre hombre, no le dieron chance ni para una junta parroquial. Cuando fue candidato a la Presidencia del Ecuador, habló tantas burradas que perdió la elección. En su segundo intento, participó para la Vicepresidencia y, nuevamente, perdió. Fue tan salado que en una caravana, en La Troncal, se rompió la pata.

En fin, veamos cómo les va en esta nueva etapa electoral. Siempre empiezan perdiendo porque su líder da las órdenes a control remoto. Su ausencia les pasa factura, y eso se refleja en los votos. Además, ex figuras del correísmo como Carlos Rabascall y el propio José Serrano, que ahora siguen otra línea, seguramente dispersarán los votos de la izquierda. Eso sí, corazones ardientes, estarán pilas porque en las caravanas saben tirar bala.  (O)