Decíamos, en una reflexión sobre el ferrocarril Sibambe Cuenca y lo que queda de la línea férrea en su entrada a la ciudad, su estación en Gapal y la posibilidad de su recuperación y puesta en valor que, mientras este anhelo persista como ilusión, es necesario mantener viva en la memoria colectiva su presencia, la decepción por su ausencia, historias y recuerdos.
Entonces vienen a la memoria situaciones análogas vividas en otras localidades del país por donde pasa la infraestructura del ferrocarril ecuatoriano, recuperados y puestos en servicio en algunas localidades, abandonados en otras, pero en todas como motivo generador de la quimera de su recuperación o simplemente como motivador de nostálgicas evocaciones; hecha literatura también y buena, arte y testimoniales canciones que escuchamos, alguna vez, de un conjunto musical de afrodescendientes en Ibarra; como una propuesta ilusoria como cuando, en Alausí, en una reunión de entusiastas nostálgicos del tren alguien propuso, “un durmiente por habitante, pero de hacer se hace”. En los dos casos se ha conseguido su recuperación local y puesta en valor en función del turismo, que marchan de maravilla, dinamizando la economía, robusteciendo la identidad y confiriendo valor agregado a múltiples manifestaciones culturales, como en el caso del Tren de la Nariz del Diablo, lo más cercano a nosotros, y sus estaciones cantonal y de Sibambe al pie del Pistishío, verdadero museo, parque de encuentros artesanal, gastronómico y folclórico que recibe un significativo flujo turístico nacional e internacional.
La Municipalidad de Cuenca inicia la implementación del Parque del Ferrocarril en la antigua estación de Gapal sector histórico, paisajístico y cultural especial. Se contempla la recuperación de los inmuebles con valor patrimonial, la recuperación de rieles, la ejecución del área administrativa, de un museo, una cafetería, baterías sanitarias, zona de exposición artesanal, zona de juegos infantiles y un mirador en la parte alta, esto es, un complejo recreativo, expositivo y comercial que avivará, perennemente, el recuerdo del Tren y, ¿por qué no?, la ilusión de su recuperación y puesta en valor algún día. (O)