Recuerdo con nostalgia verdadera esos años en que en las aulas de mi querido colegio “Benigno Malo” muchos sabios profesores nos daban clases de materias tan hermosas como Literatura española, griega, latina y ecuatoriana, cívica, ética, lógica, problemas filosóficos. Años después me enteré con pena y preocupación que habían sido suprimidas del pensum. En algunos casos como los de cívica y ética el argumento había sido que eran temas que se aprendía o debían aprenderse en el hogar; tontera por decir lo menos: los padres desconocían, en general esas materias. En otros como historia, literatura, debían ser aprendidas en el diario vivir por cada quien. Así, una serie de tonteras y novelerías propias de esos improvisados “educadores” y “autoridades” de la educación.
Lo que vino sucediendo en estas décadas de deficiente educación secundaria y primaria es que la juventud se vio tremendamente perjudicada con una deficiente formación y tremenda carencia de valores, no solo cívicos y orales, sino hasta humanos.
Las Humanidades son un conjunto de conocimientos que estudian y reflejan la condición humana en temas sociales, culturales y artísticos: filosofía, lenguaje, historia, literatura, geografía humana, antropología cultural, leyes, política, religión y expresiones artísticas. Pues precisamente estas ciencias han sido suprimidas y ahora hay un leve empeño por restituir algunas. Esas ciencias se enseñan solamente en universidades de élite de Estados Unidos y Europa. Casi ya deben comenzar las clases y me entero de que, para enseñar Educación para el Desarrollo sostenible, Educación Socioemocional, Educación vial y Educación Financiera, la gran mayoría de docentes no tienen claro el camino a seguir para implementar las nuevas asignaturas. Es bastante probable que tengan muy poco o ningún conocimiento de materias de aquel tipo.
Sin embargo, se sabe que conocimientos tan indispensables en estas épocas de corrupción y latrocinio, precisamente Ética o Moral, no entrarán en la reforma curricular. Parece ser que las autoridades educativas ven como algo normal todo lo que ha venido sucediendo. (O)
