Felipe Merchán: «El casco es mi mejor psicólogo»

El piloto cuencano, de 53 años, en su palmarés cuenta con varios títulos nacionales y dos preseas latinoamericanas. Su aporte es importante para descubrir talentos locales dentro de este deporte. Los duelos más vistosos y competitivos los tenía con Juan Dávalos.

El nombre de Felipe Merchán es sinónimo de historia dentro del motociclismo ecuatoriano y cuencano. Sus innumerables historias dentro de este deporte en diferentes modalidades, hacen que el piloto azuayo sea reconocido en diferentes ámbitos

Vivió uno de los momentos dorados de esta disciplina. 

Primero tomó el ejemplo de su padre Nicanor, quien también es un apasionado de las motos. Ahora, sus hijos Alejandro y Nicolás le tomaron la posta en el mundo tuerca. 

En la actualidad, Felipe es uno de los entrenadores más destacados dentro del motociclismo. Su enseñanza ha calado dentro de los mejores pilotos de la provincia. 

Felipe Merchán lleva en su sangre la adrenalina. Comenzó en esta actividad en 1981, cuando tenía 10 años. En aquella temporada ya daba muestras de su habilidad y fortaleza.

Su primera moto fue una Yamaha YZ 80. Con esa máquina celebró varios triunfos. 

“Todo fue motivación de mi padre. Le veía desde pequeño cuando él salía en su moto y me animaba a seguir. Es una actividad familiar, pues la consideramos con mucho cariño.

Luego adquirió una moto Honda 75 cc, para continuar acoplándose al manejo. La actividad competitiva la inicia en el motocross, en 1981, en una Yamaha, en la pista que se ubicaba en Rayoloma, en donde actualmente está el Hospital José Carrasco Arteaga del IESS. 

En aquellas épocas compartía el circuito junto a los experimentados Juan Dávalos, Guido Carrasco, Vicente Carrión, Juan Diego Domínguez. Merchán era el menor de todos, pero su habilidad le bastaba para medirse con los mejores. 

En la pista también competía junto a los recordados Pedro Astudillo, Abel Gilbert y Miguel Cordovez (+). “Eran unos tiempos magníficos, se vivía una confraternidad única. Se demostraba el nivel del motocross y a la vez se aprendía”.  

Del motocross al enduro

Tras demostrar su calidad como piloto en el motocross, a Merchán le despierta la curiosidad de ingresar al enduro. Él recuerda que incursiona en esta modalidad a los 16 años, ya que en esas épocas se organizaban muchas carreras y había la oportunidad de dejar una huella en diferentes pistas. 

“No había tanto alambre y la geografía ayudaba para que los circuitos se hagan sin ningún problema. Eran unas aventuras increíbles. Se vivían unas fiestas deportivas completas”, contó el azuayo, de 53 años. 

A pesar de que cumplía unas de sus mejores temporadas, ocurrió un infortunio, que le despechó y tomó la decisión de alejarse de las motos por tres años. 

Recordó Felipe Merchán, que todo pasó por una mala decisión de los organizadores de quitarle el triunfo de una carrera. Esto conllevó que el azuayo se desmotive y se aleje de las pistas. 

“Recuerdo que tenía que ganar un enduro entre Cuenca y Gualaceo. Le dieron a otro piloto la victoria. Me dio tantas iras y dejé el motociclismo. No me gusto la decisión, uno entrega todo”. 

Luego de una pausa en esta disciplina, el cariño por el deporte le llamó nuevamente. En 1991 adquiere una motocicleta Honda CR 250, y en su corazón había una revancha personal.

Nuevamente saltó al protagonismo. Se motivó y quiso ganarlo todo. 

Antes de ellos estuvo un tiempo en Estados Unidos, en donde absorbió varias enseñanzas del motocross. Leía revistas, veía videos y eso ayudó para retornar a la actividad tuerca. 

Con ese aprendizaje, su manejo llamaba la atención. Son las mismas ganas y entusiasmo, se inscribió en una carrera denominada La Vuelta al Cotopaxi.

Con el corazón a mil por hora, ganó esa competencia. En esta misma cita su dominio se reflejó por algunos años más. 

“Comencé a correr por todo el país de una manera más activa. En donde había una carrera tenía que estar yo, no me perdía ninguna. Tal es la cantidad de competencias, que en esa moto Honda, llegué a ganar más de un centenar de carreras, sea enduro o motocross. Tuve nivel increíble, los años sin actividad me ayudaron. Tenía todo guardado”, explicó el cuencano. 

Su primera motocicleta a cuatro tiempos  

En 1993 armó una de las primeras motocicletas en el país de cuatro tiempos. Con esa máquina ya ganó títulos nacionales. Y comenzó el auge el hare scramble. También hubo el protagonismo de Felipe Merchán. En aquellas citas se presentaban más de 250 pilotos. 

El azuayo mostró ya todo su potencial a escala nacional y sentía que era hora de representar a Ecuador en carreras internacional; fue anhelo de toda su vida. Sin embargo, a puertas un Campeonato Latinoamericano, sufrió lesiones y se quedó con todo hecho para participar fuera del país. 

Su amigo Juan Dávalos le motivaba, pues él ya competía mundiales. Esto le llamaba la atención a Merchán. Hasta que en 1996 ya se cumplió el sueño. 

En ese año, Merchán representó a Ecuador en el Mundial de Enduro de Chile, en donde alcanzó una medalla de bronce. No obstante, ese esfuerzo le significó otra lesión, pero su alegría no le quitaba nadie. 

Su último año en el motocross fue en el 2010. Competía en la 450 cc MX1 A. Perdió el Campeonato Nacional por una rotura de cadena, pero agradeció por todo lo vivido. Allí, tomaron la posta sus hijos Alejandro y Nicolás Merchán, protagonistas del deporte en la actualidad. 

Tras dejar las pistas, sentía que su aporte profesional iba a servir a los nuevos prospectos. Sus años de experiencia los ha compartido con los mejores, entre ellos José Emilio Sánchez, Bruno Carrera, Andrés Barros, Pedro Suárez, por citar algunos. Algunos de sus alumnos han competido en Mundiales de Enduro y varios latinoamericanos.   

“Lo principal es que el piloto que confié, siempre hay que generar una buena relación entre profesor y alumno”. 

Felipe Merchán se define como una persona que suman y que buscan soluciones. Destaca su apego a los reglamentos. Su mayor virtud es tomar decisiones con la cabeza fría. 

Aún siente que la motocicleta le motiva y le hace sentir bien. Siempre cultiva las ganas de triunfar. Esto se representa en su última competencia, que se cumplió en Manta, en donde alcanzó una medalla de bronce en el Campeonato Latinoamericano de Bajas. 

Su próxima meta es de estar presentes en citas internacionales de Rally Raid de seis días. Estudia la posibilidad de salir en el 2025. Entre sus proyectos también considera competir junto a sus hijos en uno de los Mundiales de Enduro.