Saranelly de Lamas y su palabra por releer

Aníbal Fernando Bonilla

Dos Ximenas me acercan a una poeta hasta ahora desconocida para mí: Saranelly Toledo de Lamas (Riobamba, 1933 – Guayaquil, 1992). Confieso no saber de su existencia. Ni de su obra. Ximena Cobos Cruz, editora de la revista mexicana Enpoli, en la cual colaboro, me plantea el nombre de Saranelly y la magnitud de su prestante pluma. Mi vergüenza es mayor, al tratarse de una autora coterránea. Entonces, intento indagar. Doy con pocos datos en fuentes bibliográficas y referencias en internet. Ante la inquietud planteada respecto de la necesidad de auscultar sobre esta multifacética intelectual, recurro a Ximena Flores Venegas, investigadora y escritora, quien desde su apasionado enfoque por visibilizar voces femeninas en el hecho literario me brinda pistas ciertas de esta poeta, a partir de su artículo: “Saranelly de Lamas: Lenguas de fulgor surrealista”, colgado en la página electrónica Efecto Alquimia (https://efectoalquimia.org/2024/04/20/saranelly-de-lamas-lenguas-de-fulgor-surrealista/).

Saranelly Toledo no solo fue poeta, sino también cultivó la prosa, la dramaturgia, el periodismo. En el caso de esta última actividad trascendió fuera del territorio ecuatoriano, en Estados Unidos, Colombia y Venezuela, como corresponsal, articulista y reportera. Además, fue promotora cultural. Integra varias antologías nacionales e internacionales. Entre sus títulos destacan: Revenant (1961), Orfeo y otros cantos (1971), Selección poética (1975), Las noches de la bruja (1977), Crónicas para un lugar desconocido: poemas (1979), y, Peces de jade cantan a la paz (1984).

Ella nació en Riobamba, por tanto, acudo a dos bibliotecas de dicha ciudad, con la expectativa de obtener en formato físico uno de sus libros, en calidad de préstamo. En la Casa de la Cultura Núcleo de Chimborazo, una funcionaria algo grosera ni siquiera tiene el menor interés de revisar las fichas de registro, únicamente niega que haya texto alguno de la poeta riobambeña, por intuición propia. Algo similar ocurre en los aposentos del Gobierno Municipal. Realidad penosa de este país que oculta o esconde a sus poetas y artistas en general.

De la Antología de la poesía ecuatoriana contemporánea – De César Dávila Andrade a nuestros días (2012, 2da. ed.), cuyo responsable es Xavier Oquendo Troncoso, extraigo algunos versos de Saranelly de Lamas: “Y cuando el último relámpago / ilumine -hueca- tu última palabra, / palpa tu cuerpo: / lo sentirás desnudo. / Nada. Ni hojas ni estrella ni río / nunca habrás estado más solo / y despojado de ti. / Deja caer tus manos: sentirás deslizarse / los pedazos de Dios que hice contigo”. (O)