Tras el poder

Francisco Chérrez Tamayo

El dueño de “Alianza país” actualmente denominado “Revolución ciudadana”, el que dictaba leyes, imponía su capricho, pisoteaba la honra ajena, la dignidad, la libertad; el  que comandó  un gobierno corrupto, cometiendo todo tipo de desmanes y fechorías contra el pueblo ecuatoriano,  hoy se está quedando como un lobo estepario y anda lloriqueando como “niño sin juguete”, aduciendo que es un mártir de la  persecución política; sí, este “señor” es el que quiere seguir imponiendo su voluntad en las próximas elecciones, pretendiendo repartir sus adalides en la mayoría de listas que terciaran en la próxima contienda electoral; cree que el pueblo es tonto o ignorante, como si no nos diéramos cuenta que muchos de su lugar tenientes y cabecillas encabezan la mayoría de las 17 papeletas que se piensan inscribir para la presidencia de la república y para la asamblea nacional. Qué pena que nuestra democracia está por los suelos, ahora para cualquier elección no se considera a personas con capacidad, honestas, que ostenten un título de tercer nivel, de probada condición moral y ética; los candidatos son nombrados por compadrazgo y a dedo, pueden ser payasos (con respeto a los verdaderos payasos), travestis, prostitutas, sicarios, delincuentes, testaferros, asaltantes, parejas de los cabecillas de las bandas narco delincuenciales, y un sinfín de etc. etc. Es inaudito que en la actualidad para optar por una candidatura política, a más de ignorante, lo importante es ser cínico, testaferro, saber mentir, engañar, ofrecer, robar y huir;  modelo que dejó implantando el que ahora quiere volver a como dé lugar, para que supuestamente el pueblo le vuelva a proclamar como líder de una revolución que solo  paso por su mente depravada,  y se convirtió más bien en una grandiosa banda de narco delincuentes, que solo engordaron con dinero del estado y del pueblo, su bolsillo  y  los de sus secuaces. Es que este “señor” jamás pensó que la gloria también es corta y efímera, que en un determinado momento se acaba; ahora no le queda más que mirar desde lejos y metido en su ostracismo, como su pandilla de maleantes está siendo desarticulada y encerrada en el lugar que les corresponde. ¡Sería la debacle para el Ecuador que cualquiera de sus cabecillas pueda retomar el poder del País! (O)