La sequía

Luis Ochoa Maldonado

Viendo los campos amarillentos por la escasez de lluvia que igual menguan los lechos de los ríos, nos ponemos en alerta de un inminente racionamiento de agua y luz domiciliarias, tornándonos vulnerables para cumplir con nuestras actividades en el hogar, en nuestro trabajo,  en los servicios y en la industria; y claro regresan  los lamentos de siempre de que no se han hecho las tareas elementales necesarias para disminuir estas afectaciones cíclicas desde las instituciones estatales sean del gobierno central o de los gobiernos descentralizados, notando de manera evidente sus déficits de capacidades o posibilidades ciertas de encontrar soluciones estructurales finalmente, que terminen con estos padecimientos.

También  hay responsabilidad  en las costumbres  sociales que afectan al medio ambiente como la deforestación sin su correspondiente recuperación, cada año se pierden hectáreas de bosques, además practicas dañinas como las quemas de campos para la agricultura o ganadería indiscriminadas, que han llevado a generar incendios en nuestras comunidades cercanas afectando aún más la precaria sostenibilidad del ecosistema, que se agrava con el manejo incrementado del plástico de uso único y el consumo mayor generalizado, que  requieren ser tomados en cuenta para emitir las políticas públicas que coadyuven a mantener el equilibrio sensible de las fuentes de agua, suficientes para una vida digna.

Las soluciones que dese luego no son fáciles en un momento en que la discusión política esta enervada en un proceso electoral. Sin embargo, puede ser la oportunidad para que se pongan frente a la colectividad alternativas factibles de ser llevadas adelante, sobre todo dadas las condiciones deficitarias de la economía así como de la aceptación de las familias cercanas a obras de envergadura para mitigar en tiempos de sequía, la falta del líquido vital, como el proyecto Yanuncay, que no se ha podido continuar por la oposición de los vecinos/as. Lo único por ahora es pedir el favor de San Pedro, para que vuelvan las suficientes precipitaciones para dotar de agua a la ciudad de Cuenca y recuperar los embalses de la presa Daniel Palacios. (O)