Obligación de ahorrar el agua

De persistir el verano inclemente, matizado con incendios forestales en la región, los racionamientos del servicio de agua potable se decretarán en los próximos días.

Lo anunció el alcalde de Cuenca, Cristian Zamora, al hacer un llamado vehemente y desesperado para ahorrar el agua.

Los racionamientos podrían ser entre seis y ocho horas diarias. Terrible por donde se lo mire, pero responde a una realidad para nadie desconocida.

Imaginar no tener el líquido vital durante aquel lapso, es suficiente para tener clara la película.

Ahorrar se vuelve imperioso, solidario y hasta obligatorio. Hay muchas formas de hacerlo. ETAPA EP y otros organismos siempre las han informado.

El desperdicio ha sido el sello inefable de la población, bajo el argumento peregrino de yo soy quien pago la planilla. Se lava vehículos, se riega jardines, poco importa tener fugas internas, y hasta se “duerme” en la ducha al bañarse.

Según el alcalde, el ahorro debe ser cuando menos del 20 %. Si no se lo logra, pues a convivir sin agua. Así de sencillo, duro y doloroso.

La situación es dramática. Los cuencanos lo saben con solo ver los ríos: casi secos, fétidos y llenos de piedras.

El desperdicio, el cambio climático, las intervenciones expansionistas, exploradoras y explotadoras; los incendios forestales provocados en base a creencias anticuadas, la falta de precaución y de decisiones políticas para no ejecutar o posponer proyectos encaminados a regular el caudal de los ríos, nos están pasando factura.

Desde hacía muchos años se habla de interconectar las plantas potabilizadoras de Tixán con la de El Cebollar. En casos emergentes, la primera abastecería a la segunda.

Ahora, el alcalde Zamora retoma el proyecto, comenzando por la consultoría. En buena hora. Hágalo.

Igual, la propuesta de almacenar el agua de la laguna dos Chorreras. Proceda, alcalde. El Ministerio del Ambiente debe cumplir lo suyo, sin dilaciones.

Por lo pronto, a ahorrar el agua.