Amenazas y apagones

Caroline Avila Nieto

En una rueda de prensa, el Ministerio de Defensa, encabezado por Gian Carlo Lofredo, anunció las sospechas de un posible “complot para agravar la crisis energética que vive el país”. Y, como era de esperar, repitió la fórmula de abril pasado, en la que se anunciaron acciones contra estos actos considerados “terroristas”. Un anuncio de esta magnitud es una medida desesperada que, en lugar de desviar la atención, solo evidencia la gravedad de la crisis que estamos por atravesar.

El objetivo del gobierno es desviar la atención hacia otros, señalándolos como culpables de los desastres políticos. Los llama mafiosos, terroristas o narcos. Nada nuevo en esa estrategia. En la política ecuatoriana, lo verdaderamente novedoso sería que, en lugar de insistir en calificativos que saturan el imaginario colectivo, el gobierno diera contenido a su mensaje propagandístico con resultados de gestión. En este caso, sobre la preparación que debería haber realizado en los últimos meses para enfrentar un estiaje que fue advertido por técnicos y científicos.

Cuando el ministro Luque, encargado de la cartera de Energía, se vio en la necesidad de hablarle a la gente de manera frontal y directa sobre las consecuencias del estiaje y lo poco preparados que estaban, el público respondió con atención. La farsa del “desagüe de Mazar” dañó la credibilidad gubernamental, pero la gestión transparente de ese momento compensó en parte el error comunicacional. Por eso sorprende que vuelvan a hacer declaraciones bajo una fórmula que ya fracasó en abril.

Las amenazas de actos terroristas, en lugar de proteger la imagen presidencial antes de la campaña electoral, generan mayor nerviosismo e incertidumbre por el contenido implícito en los mensajes transmitidos. Al gobierno no parece preocuparle remediar el desastre económico que traerá la crisis energética; de haber sido así, la rueda de prensa habría sido un llamado al ahorro energético. Incluso podría haberse anunciado un apoyo a la industria para que colabore con generación propia y compense el déficit energético. Pero no, fue un anticipo de “posibles amenazas terroristas”. Porque es preferible culpar a otros de los errores propios. (O)

@avilanieto