Desquiciados

Gerardo Maldonado Zeas

No porque se hayan desatado los casos Metástasis, Purga, Plaga, Obstrucción a la justicia y demás; tampoco, porque hay una crisis de institucionalidad marcada en este país otrora manejable, en el cual se debatían los grandes problemas nacionales con altura; sino porque la locura en algunos actores políticos se ha desatado con furor, el Ecuador vive momentos de elevada tensión.

Declaraciones inverosímiles se han generado como si estuviéramos en una zona de guerra civil, comparándole al Ecuador con Líbano, e inmiscuyéndole a la CIA. El expresidente Correa, a través de su cuenta de X dijo que podrían darse atentados en hoteles  como el  Hilton y Oro Verde, en edificios de las sedes de la Fiscalía de Quito y Guayaquil,  en Canal 10; además: se podrían “Incendiar 20 gasolineras en diferentes ciudades del país…Alertas de bombas en 20 centros comerciales en diferentes lugares del país… Alertas de bombas en el aeropuerto de Quito… Alertas de bombas en el aeropuerto de Guayaquil… Alertas de bombas en plantas generadoras eléctricas… Destruir el oleoducto para provocar racionamientos de combustibles… Destruir torres eléctricas para provocar cortes de luz… todo  para culpar a Rafael Correa, la izquierda política y alterar el resultado de las elecciones…”

Además, se han juntado a los relatos desquiciados y fantasiosos, personajes internacionales asalariados como Zaffaroni, el otrora respetado abogado argentino, con su “adaptación a la carta” sobre la teoría del delito en el caso Glas; o el medio de izquierda desprestigiado The Grayzone fundado por el extremista Max Blumenthal, que formula una parodia de los supuestos chats del pandillero Aleaga con la fiscal Diana Salazar a pocos días de iniciarse el juicio político, para buscar que la opinión pública le desprestigie. Y ni se diga de los comentarios de los del Foro de Sao Paulo como el tristemente célebre ex canciller de Ecuador Guillaume Long, el ex presidente de Colombia Ernesto Samper, Evo Morales de Bolivia, entre otros. Es cuestión de revisar las cuentas “trolles” desatadas en las redes sociales, sobre todo en X, para entender el ataque a mansalva que sufren la fiscal Salazar, el presidente Noboa o cualesquiera que contradiga sus narraciones de infamia.

Pero es que cada día se destapan claros indicios de una corrupción galopante.  Jueces comprados para manipular sentencias, viejos amigos, camaradas del tiempo de incubación de las trapacerías, descubiertos por la presión de la inmensa mayoría de la sociedad civil ecuatoriana decente, con el trabajo de la fiscalía, las FFAA y la policía.

Cuando los testigos protegidos se acogen al procedimiento abreviado, se descubren barbaridades que conmocionan a los ciudadanos. Todas las semanas, y seguirán en crecimiento hasta las elecciones, las réplicas contra la verdad se mostrarán de cuerpo entero para detonar a la poca justicia que tenemos. (O)