Educación derecho fundamental

Felipe Torres Borja

Uno de los derechos consustanciales a todos los seres humanos es la educación, derecho fundamental que nace de nuestra dignidad, de nuestra esencia, de nuestra naturaleza sin el cual no podremos formar ciudadanos que desarrollen su personalidad con un pensamiento autónomo, crítico y creativo que contribuya al conocimiento y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales de todos. Principio que se encuentra reconocido en nuestra carta magna y en la legislación de niñez y adolescencia que garantiza una educación pública de calidad, laica en todos sus niveles, obligatoria hasta el décimo grado de educación básica y gratuita hasta el bachillerato.

Por el desarrollo competitivo y acelerado en el que vivimos,  la inteligencia artificial en forma veloz va ganando espacio, por lo que, se debe concienciar para que la educación sea un acompañamiento de profesores y padres de familia en el proceso de formación de los niños, niñas y adolescentes que les permita ser ciudadanos independientes que se desarrollen sobre principios y valores que les encamine a aplicar un proyecto de vida participativo dentro de una sociedad más justa, incluyente y solidaria, para ello la educación debe centrarse en las necesidades del ser humano, por medio de la comunicación y la colaboración que nos permiten fomentar el trabajo en equipo, desechando el individualismo; esto no quiere decir que las destrezas básicas en el proceso de formación no deban ser consideradas, sino que más bien se debe incluir al acompañamiento como un complemento a éstas, además se debe estimular el sentido crítico, el arte y el deporte para hacer efectiva una educación holística plena.

La educación no solo debe ser considerada como un conocimiento intelectual, debe permitir que los valores y principios del ser humano se mantengan presentes en todos los actos en los que se  desarrolla; educación es la formación de un ser humano como persona que permita un pueblo educado. Parafraseando al filósofo Antonio Escohotado, un país es rico cuando tiene educación, entendida como el comportamiento ético y respetuoso. Educación es no robar, aunque puedas, ceder el paso en una acera estrecha, agradecer al recibir una factura y dar propina. En definitiva, la verdadera riqueza de un pueblo reside en el conocimiento y el respeto ilimitado por los demás.

Para ello necesitamos políticas públicas encaminadas a una educación integral, participativa, incluyente y humana, y para ello, hay mucho que trabajar. (O)

“La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar al mundo”

Paulo Freire