Entre los azuayos con un prestigio bien ganado fuera del país está Ángel Matute. El entrenador de triatlón supo adaptarse a las circunstancias, aprovechar las oportunidades y demostrar que se puede llegar a ser un buen profesional en determinado deporte sin haberlo practicado.
“Mi especialidad era el medio fondo, corría 3.000m, 5.000m. En los colegiales, 1.500m, 800m”, recuerda.
En las carreras pedestres disputaba los primeros puestos con atletas reconocidos en su momento como Jorge Regalado, Luis Tipán, Mario Tumipamba, Franklin Bucheli, Edmundo León, José y Néstor Jami.
Matute asegura que no había apoyo, como ahora, para pensar en ser un atleta de alto rendimiento.
Algunos entrenadores de la época, “cuando terminábamos el colegio nos decían: ¡anda, anda hijito, que te vaya bien! No había una proyección…, entonces uno seguía por su cuenta y se dedicaba a las carreras de calle”.
Su afinidad con el deporte también le reservó alegrías en otros campos. Fue campeón nacional de boxeo en peso gallo (118 libras), representando al Azuay.
En el fútbol, como back centro jugó en Deportivo Gloria. “Fue la época en la que Deportivo Cuenca descendió a Segunda Categoría y vino (Enrique) ‘La Fiera’ Peralta (1984). Le empatamos 1-1 en el estadio Alejandro Serrano Aguilar”.
Al pasar el medio siglo de vida, por las continuas lesiones, se alejó de las canchas. Antes fue dos veces campeón con Tarqui, su tierra natal, en el Interparroquial de Fútbol.
“Sigo corriendo, hago trotes diarios. Es importante mantenerse algo atléticos. A la edad que tengo, hago tranquilamente y mejor que muchos jóvenes, el gesto de un movimiento del ejercicio que quiero enseñar”.
Incursión al triatlón
Después de estudiar en Quito, empezó a trabajar en el colegio Miguel Merchán. Fue inspector, profesor de Cultura Física y entrenador de atletismo. “Siempre me gustó ser muy metodólogo, muy estudioso de lo que iba a enseñar”.
Uno de sus primeros dirigidos fue Freddy Mercado, hijo de un americano y una dominicana, que llegó a Cuenca con su padrastro.
“Era un moreno corpulento, alto. Jugaba en Deportivo Gloria, pero solo tenía velocidad, no era hábil”.
Al año y medio de entrenarlo, “fue campeón nacional en 100, 200, 400 metros… Después quisieron darle una beca para que entrenara en Brasil y que se nacionalice ecuatoriano».
«Su padre no quiso que pierda la nacionalidad americana. Volvió a Estados Unidos, por sus condiciones físicas entró a trabajar en el FBI. Se que ahora está jubilado”.
Luego que la Federación Deportiva de Morona Santiago le contratara para los Juegos Nacionales ‘Ambato 1992’, retornó a Cuenca y se unió al staff de la Federación Deportiva del Azuay.
Entre sus dirigidas estaba Elizabeth Bravo. “Era nadadora, hacía ballet y entrenaba en la noche conmigo en el Parque de la Madre. Llegó a ser vicecampeona sudamericana en marcha”.
Para los Juegos Interandinos de 2003 en Chimborazo, el dirigente Cornelio Serrano le propuso que Bravo haga equipo con Paola Bonilla, triatleta reconocida de la época. Obtuvieron la presea de oro.
“Elizabeth no montaba en bicicleta realmente, entonces en la primera se dio contra un patrullero y se acabó la competencia. Pero le gustó y continuó entrenando”.
Por su parte, Matute aceptó el reto de entrenar a triatletas. Como no sabía nada de natación, algo se defendía en ciclismo, no tanto como en atletismo, le mandaron a especializarse en Argentina y España.
Uno de los primeros títulos internacionales que celebró fue con Andrés Cabascango, campeón en el Campeonato Panamericano Junior de Edmonton, el 24 de junio de 2007. “Es algo bonito cuando se canta el himno fuera del país. Me salieron las lágrimas”.
Nadie es profeta…
Comprometido totalmente con el triatlón, estudió en la Universidad de México. Es entrenador Nivel III, el máximo escalafón de la World Triathlon. También es instructor internacional.
“Nadie es profeta en su tierra. Acá en 8 años no hemos tenido una capacitación, un curso. Ni hemos dado ni hemos recibido, sin embargo, soy tomado en cuenta para dar charlas y campamentos fuera del país”.
En la actualidad es el entrenador más antiguo de Ecuador y de Sudamérica. “Cuando llego a algún país dicen: allí viene el abuelito del triatlón”.
Aportó en la formación y desarrollo de la mayoría de triatletas que surgieron en Azuay e incluso en otras provincias.
“Para mí no hay un domingo de descanso, vacaciones, feriados. No estoy preocupado en sacar vacaciones, al contrario, me están obligando en muchas ocasiones, pero no puedo dejar a mis chicos porque tenemos competencias y mi responsabilidad es que lleguen de la mejor manera”.
Comprensión de la familia
En su crecimiento profesional destaca el apoyo de su esposa Narcisa Palacios. Ha sido testigo de la destrucción de hogares de compañeros entrenadores y dirigentes por los constantes viajes que deben realizar.
“Llevo 39 años de matrimonio, no me he separado. Tengo 4 hijos, 12 nietos. La vida me ha dado mucha felicidad”.
Su familia se acostumbró a su rutina. “Hoy no viajo mucho. Hubo un tiempo que la Ecuatoriana (de Triatlón) estuvo intervenida y tuve que viajar como dirigente y entrenador».
«Ahí tuve la propuesta del Ministerio (del Deporte) para que ingrese a la dirigencia. Yo dije que no estaba para eso. Yo hago lo que me gusta, lo que sé y lo hago con mucho cariño”.
Entre sus hobbies está pasear en moto, caminar y hacer pesca deportiva en Cajas. “La familia sabe que los domingos llego al mediodía. Entonces tenemos que salir a algún lado a darnos una vuelta».
«Es la vida del entrenador y dirigente, siempre estar fuera y poco tiempo en la familia. Cuando hay comprensión no pasa nada, se vive tranquilo”.
Mensaje
“No hay nada mejor que ser un buen metodólogo, un buen investigador, un estudioso de la materia. Yo no practiqué triatlón, alguna vez lo intenté. Iván Durán hizo el primer triatlón en Cuenca. Era 500 metros de natación, en 300 metros me retiré. Como me permitieron salí a hacer ciclismo y terminé corriendo”.
Su sueño
“Ojalá algún rato estemos a la par con Europa. Estamos muy retrasados, no por condiciones de los deportistas sino por nivel competitivo (falta más roce)”.
Reconocimiento
La Organización Panamericana de Triatlón (PATCO) le reconoció en su momento como uno de los entrenadores forjadores del desarrollo del triatlón en América.
Su retiro
“Hasta que Dios me de fuerzas. Siento que todavía tengo fuerzas, ganas, eso es importante. Cuando algunos dicen ¡que pereza ir el lunes!, yo vengo con gusto porque me gusta hacer esto, por eso digo hay que tener vocación para la profesión que se ejerce”.