El mito de la eficiencia energética

Lograr resultados con el mínimo posible de recursos suele ser el anhelo de quienes profesan la eficiencia como principio de acción.  En política energética, por ejemplo, de acuerdo con las declaraciones de algunos expertos, la capacidad del país para abastecer sus necesidades ha sido resquebrajada por una combinación de falta de inversión y desmantelamiento.  Nada eficientes, de acuerdo con la definición mencionada.  Algunas cifras indican que existe un incremento de casi un 7,5% en la demanda de energía al año, al punto que este momento el país se encuentra frente a un déficit de 1000 megavatios.   Para tener una referencia, la famosa barcaza turca, de llegar a funcionar, tan solo podría aportar con 100 megavatios de ese déficit.  Faltan 900 por cubrir. ¿Cómo hacerlo de manera eficiente?

La política gubernamental, en lugar de lograr resultados con el mínimo posible de recursos, decidió añadir a los 150 millones de dólares destinados a la condonación de créditos de BanEcuador, un rubro que según algunos voceros podría llegar a los 100 millones destinados a este nuevo “subsidio” a la electricidad decretado por el presidente Noboa que beneficia a las familias cuya planilla de luz no supere los 180kw.   La política de “alivio”, así llamada por el gobierno, se complementa con un plan de ahorro energético que recompensaría a las empresas que puedan incorporar energía de generación privada en la demanda y así aliviar en algo la necesidad pública. El gobierno espera con este plan contar con 100 a 200 megavatios extras.  Aun así, el déficit supera los 700 megavatios habiendo gastado 250 millones de dólares, fuera de los 115millones que nos cuesta el alquiler de la barcaza.  Y los apagones, según los expertos, deberían ya ser parte de las decisiones de un plan diligente que, además, cuide de las actuales instalaciones hidroeléctricas que se han visto forzadas a extremos históricos.

La eficiencia se vuelve mito cuando se enfrenta con la realidad y termina en demagogia.  En eso se ha convertido, lamentablemente, la política energética de un país que incluso prometía, hace no muchos años, convertirse en un exportador de energía.