Hay un código en cada llamada que se recibe: ‘Clave Roja’. Así identifica el Servicio Integrado de Seguridad ECU 911, dentro de su sistema de atención de emergencias, cuando se trata de un riesgo inminente a la vida de una persona.
El año pasado, según las estadísticas de esta entidad, se registraron 373 llamadas por suicidios. Es la primera pista a un problema muy grave de salud pública. Las cifras del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) confirman que, en el 2023, se registraron 1.109 personas que se quitaron la vida. Quito, Guayaquil y Cuenca fueron las ciudades con más estadísticas de suicidios.
Roberto Gavilánez, sicólogo clínico, dice que es un tema que va incrementándose en silencio. “Hay un problema general de la depresión, ansiedad, alteraciones nerviosas. La situación de inseguridad, el desempleo, la falta de recursos económicos han acelerado el problema en el país”, advierte.
Entre enero de este año y el 30 de agosto pasado, el sistema del ECU ha registrado 289 llamadas con alertas de suicidio. También se contabilizan 527 alertas por intentos de suicidio. Quito, Ambato y Cuenca, nuevamente, son las ciudades con mayor incidencia de llamadas.
Desde diciembre del año pasado está vigente la Ley de Salud Mental. Esta normativa aborda el tema del suicidio y recoge elementos claves como “garantizar el acceso a servicios de salud mental y medicamentos”.
Una de las iniciativas es crear el Plan Nacional de Salud Mental y que debe ser elaborado en conjunto con los gobiernos autónomos descentralizados. Como parte de la celebración del Día Mundial de la Prevención del Suicidio se revisaron las cifras que confirman la tendencia peligrosa.
¿Por qué el problema es más grave en las grandes ciudades? Gonzalo Arellano, sociólogo, alerta que las cifras de desempleo y la falta de oportunidades están acelerando la situación peligrosa. “El Ministerio de Salud debe trabajar en una campaña muy fuerte. Hay estadísticas que 7 de cada 10 ecuatorianos han pensado en migrar. Ese es otro indicador alarmante de que en este país se está perdiendo la fe de días mejores”, advierte.
La Organización Mundial de la Salud promueve programas de prevención a nivel Mundial. Desde el Ministerio de Salud se cuenta con un Manual de prevención del suicidio. Este es promulgado entre líderes comunitarios para generar destrezas para una temprana intervención en jóvenes que están al borde del suicidio.
Asimismo se ha trabajado en la conformación de grupos de apoyo para personas afectadas por el suicidio. El manual es la
primera herramienta digital con la que cuenta el MSP para facilitar el acceso a información enun formato amigable para la población, contribuyendo a la intervención temprana ante el riesgo suicida. La tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes en 2020 es de 6,22 y en 2021 se redujo a 4,96 en el país.
Otra de las acciones de prevención que funciona es la línea telefónica 171, opción 6, para asesoramiento psicológico. En tres años se han atendido más de 250.000 llamadas en los últimos tres años para brindar este servicio y prestar ayuda.
Desde el Gobierno se activará campañas
Uno de los compromisos del Gobierno fue multiplicar las campañas de prevención en las provincias con mayor incidencia en suicidios. Así, por ejemplo, en Tungurahua,la Gobernación está articulando ferias preventivas para jóvenes de los colegios.
En Pichincha y Azuay también se pondrá en marcha este tipo de estrategias. Se establecerán espacios para que el Ministerio de Salud apoye con psicólogos, la Policía Nacional participa con charlas informativas y otros sectores como el Ministerio del Deporte promuevan la actividad deportiva como una terapia contra la depresión.
También el Ministerio de Educación colaborará para impulsar el monitoreo interno en colegios y escuelas. Esto porque en los establecimientos educativos más importantes del país se han identificado intentos de suicidio por situaciones sentimentales y familiares.